DOMINGO y calles colmadas de gente que va buscando una compra ventajosa al calor de esas rebajas que acaban de comenzar. Llenas las arterias del centro y el domingo no parece domingo, sino otro día cualquiera de la semana. Es un domingo atípico, pero que se tiene guardado alguna sorpresa y no agradable, por cierto. Una sorpresa que se trae en sus pliegues una considerable dosis de orfandad como sentimiento que sucede a la estupefacción por no ver en su casa a la auténtica Madre de Dios. Sensación extraña cuando uno entra en la Basílica y se encuentra con la ausencia más dolorosa. Se sabía que la Macarena tenía una cita con su médico de cabecera para una revisión rutinaria, pero no sabíamos que era para ya mismo. A ver qué tarda en volver , a ver si vamos a tener que parafrasear a Marta en aquella saeta de cuando la Coronación, "te fuiste por cuatro días, tardaste siete en volver..."
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