julián aguilar garcía

Abogado

Beirut, Cádiz

Ser monárquico, católico, tradicional, y trabajador debe ser exótico y molesto para Kichi

Hay quien afirma que si llega un momento en que crees que entiendes la situación y los problemas del Próximo Oriente (lo que los anglosajones y algunos periodistas o políticos ignaros llaman el Medio Oriente, en una demostración más de que el lenguaje es problema o solución, pero nunca irrelevancia) es que realmente no te has enterado de nada.

Lo mismo me pasa con Andalucía. Con más años que el peñón de Gibraltar, cada día entiendo menos algunas cosas de nuestra tierra. Ejemplifiquémoslo con Cádiz, ciudad por la que pasaron Aníbal, reyes y batallas; puerta de África para Alfonso X y de América siglos después; que experimentó auges y declives, el último de los cuales aún perdura y la relega a ser la tercera ciudad de la provincia, no ya por detrás de Jerez, sino también de Algeciras; la ciudad de tantos tópicos y tantas bellezas. Y de dos José María: Pemán y Kichi, servata distantia.

Cádiz es capital de una provincia con cuatro de las cinco poblaciones españolas con más paro. La provincia tiene una tasa de desempleo oficial (otra cosa es la economía sumergida que pueda haber) del 27% aproximadamente. En la capital, del 30% a mayo de 2021. No mencionaré el porcentaje de desempleo juvenil, que tengo lectores con propensión a la ansiedad. Los universitarios gaditanos son de los que más dificultades tienen para encontrar trabajo.

Por no alargar la lista de problemas gaditanos, déjenme que añada sólo que en la capital se han producido casi mil infracciones penales en el primer trimestre de este año. O que la ciudad, bellísima, no es un prodigio de limpieza.

A ver, no quiero cargar las tintas. Tanto la provincia gaditana como su capital no son más que un reflejo de la realidad andaluza y aun española. Sin duda, la inmensa mayoría de sus habitantes son buenas personas que trabajan o lo intentan o querrían hacerlo, que llevan una vida normal, sacrificada y por supuesto honrada. Pero no nos engañemos: hay mucho desempleo, poca educación superior, poquísima iniciativa empresarial probablemente más penalizada que apoyada, demasiadas subvenciones desincentivadoras del esfuerzo, muchos bares (eso no es malo) y poco comercio e industria (esto sí lo es), etc.

Es llamativo que, con ese panorama sombrío que he simplificado de forma parcial y grosera, el Ayuntamiento de Cádiz tome dos medidas estrella: analizar los accesos a la playa desde la perspectiva de género y, recientemente, quitar una placa conmemorativa de Pemán en la que fue su casa natal.

Es irónico que desde el comunismo (de la Camboya o Bulgaria de ayer a la Venezuela o Bolivia de hoy o la China o Cuba de ayer y hoy) se quite una placa, con un intrínseco valor escultórico, en memoria de Pemán, una decisión inquisitorial con los que piensan distinto. Ser monárquico, católico, tradicional, … y enormemente trabajador (Pemán produjo más de doscientas obras literarias entre otros frutos) debe ser exótico y molesto para Kichi, que olvida los méritos de su tocayo y paisano. Y los problemas reales de Cádiz.

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