Desde la 2008-2009 no cae en Liga el Barça en Heliópolis, pero alguna vez habrá de romperse la racha. Y esa posibilidad puede darse a partir de las nueve de la noche en todos los relojes heliopolitanos. Las sensaciones parece que son proclives al optimismo, pero la eliminación copera, dolorosa eliminación de los azulgrana en San Mamés, puede obrar de acicate en vez de depresivo para que la fiera despierte y Messi haga el resto.

Y lo cierto es que ambos equipos llegan al pleito con heridas bastante abiertas. Si el gol de Williams y las paradas de Unai Simón el jueves son motivo de pesadillas despierto en el Barça, los últimos compromisos béticos no han sido menos dolorosos. La inaudita eliminación en Vallecas, lo que rodeó a la injusta derrota en Getafe y un empate que supo a poquísimo en Ipurua han entristecido un panorama exultante tras aquel brillo de la exhibición ante la Real.

Como puede verse, en ambos patios cuecen habas y de ahí que, con el corazón contrito, tanto Betis como Barça afrontan sus objetivos con urgencias ciertas. Los verdiblancos las tienen en la posibilidad, lejana pero no imposible, de ocupar plaza en el vagón continental, mientras que los azulgrana no pueden levantar el pie de la tabla en su obligado intento de pelear el liderato con su auténtico enemigo. Como puede verse, dos metas que son difíciles pero no inalcanzables.

...y, además, el retorno de Setién a la que fue su casa durante dos años en los que hubo de todo. Un plus morboso con el aliño de cómo será recibido en ella el competente entrenador cántabro. Muchas cuerdas para un violín que vamos a ver para quién ofrece su música mejor, si para el que quiere navegar en mejor barca o para el que en los últimos lustros ha sido indiscutible rey de la Liga. Todo en prime time televisivo y a quien Dios se la dé que San Pedro se la bendiga.