Sobre la cimentación de la filosofía impuesta en los dos años de Setién al mando de la nave, el Betis dejó una impresión muy positiva en su primera prueba de altura. Ante un equipo que jamás falta a la Champions, el equipo verdiblanco dejó entrever datos que moverían al optimismo si el gol no estuviese todavía ausente. Sin gol no hay paraíso que valga y el equipo bético adolece todavía de lo que puede considerarse suerte suprema del fútbol.

Por lo demás, bien gracias. Desdeñando pelotazos y rifas de balón, el equipo mostró un nivel que ha de ir mejorando, no obstante estamos todavía en los albores de ese tiempo de laboratorio que es la pretemporada. Y entrando en detalles hay que dejar constancia de que faltan muchos que pulir en cuanto a los conceptos defensivos. Por ejemplo, dudo mucho de que Emerson sea el lateral adecuado en una defensa de cuatro; si acaso podría ejercer de carrilero con tres centrales.

Es un puesto a tener muy en cuenta, pues ya el curso pasado se produjo una sangría de graves desperfectos por ese flanco. Sí está dando un rendimiento para cierto optimismo Calderón en el otro flanco. Imperial William Carvalho, está llamado a ser la piedra angular de este nuevo Betis desde la trascendente posición de medio centro. Pero hay que hacer hincapié en que la compra de gol es asunto de máxima urgencia. Sólo con Juanmi y Loren es arriesgadísimo afrontar la temporada.

Los veintiocho millones que el Espanyol exige a tocateja para que Borja Iglesias recale en Heliópolis da clara idea de a cómo está el kilo de goleador. Desmesura desorbitada en el mercado de goleadores, pero sin gente que materialice lo que se crea puede llevar el curso a una repetición de lo que pasó a las órdenes del denostado Enrique Setién. Por lo demás y a la espera de entradas necesarias y de salidas imprescindibles e inevitables, la primera imagen del Betis fue buena.