No dio un puñetazo en la mesa, pero casi. Se levantó y se marchó de la sala donde los jefes de Gobierno europeos llevaban horas discutiendo sobre las medidas que había que tomar en política energética. Sánchez y el portugués António Costa habían acordado defender juntos la singularidad de la península ibérica, con su falta de interconexiones gasísticas por su situación geográfica; pedían que, ante la crisis que se vive actualmente, les permitieran poner un tope al precio del gas para aliviar la factura de sus conciudadanos. Alemania, Bélgica y Países Bajos se oponían firmemente, y tampoco los nórdicos estaban de acuerdo.

A Sánchez se le presentó la oportunidad de oro cuando un mensaje recibido desde el exterior de la sala le advertía de que, desde dentro, alguien había informado sobre un veto español. Sánchez pidió la palabra para expresar su protesta por la filtración, recogió sus papeles y se fue. Mano de santo. Cuando regresó casi una hora más tarde, presionado por Macron, Guterres y él tenían la batalla casi ganada. Y la ganaron gracias a la firmeza de Pedro Sánchez.

Hacía tiempo que el presidente necesitaba apuntarse un éxito, y hacía tiempo que los españoles necesitaban ver a su presidente defendiendo sus intereses más allá de las políticas que le venían impuestas por las exigencias de sus compañeros de gobierno y de sus apoyos parlamentarios. En esta ocasión Sánchez ha peleado con fuerza, con inteligencia y ha conseguido su objetivo, que supone un alivio para quienes se encuentran imposibilitados se pagar un recibo de la luz de precio inalcanzable.

Hay dificultades, pero de momento se ha dado un buen paso para paliarlas. Tener enfrente a dos países tan influyentes como Alemania y Países Bajos augura futuras contrariedades, y además los alemanes han conseguido que el logro de España y Portugal no sólo tenga fecha de caducidad sino que no se podrá aplicar hasta dentro de un mes. Pero España ha enseñado las uñas y ha conseguido lo que buscaba. Cuenta además con un compañero muy respetado en la UE, Portugal, al que se considera un país serio, que acaba de reelegir con un respaldo masivo a António Costa.

Pedro Sánchez ha conseguido un respiro después de estar contra las cuerdas y ha recibido una buena noticia más por parte de quien será su principal adversario, Feijóo. El futuro presidente del PP ha declarado que estará atento a las medidas energéticas que presente el Gobierno el próximo martes, y podría darles el visto bueno a poco que las considere apropiadas. Como oposición no va a estar siempre a la contra, sino que apoyará las cuestiones de Estado y las propuestas de gobierno que sean positivas para los españoles.