Mañana ya será verano de forma oficial, pero lo cierto es que ahora no lo parece. Con este poniente que disfrutamos, cualquier parecido con la cercanía del verano se aleja considerablemente de la realidad. De la cruda y dura realidad que nos espera, pues los que saben de esto auguran un verano de aúpa, con los mercurios desbocados en busca del ático de los termómetros. Pero dejemos el futuro para cuando llegue y centrémonos en la delicia de pasear por Sevilla sin necesidad de salacot y camello con el que cruzar el centro cuando se pone sahariano. Con este placentero poniente a veces se echa de menos ese jersey que tan buen compañero es en los deliciosos veranos norteños; y la enorme felicidad de dormir a ventana cerrada, algo que rara vez se da en esta antesala del verano. Conque vivamos este magnífico presente, que tiempo habrá para lamentaciones.