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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Crónica Personal

Pilar / cernuda

Blanqueo de dinero

EL juez Castro, que no se caracteriza por tratar con guante blanco a la hija del Rey y tampoco a su yerno, ha decidido rechazar la imputación de Iñaki Urdangarín por blanqueo de dinero. Según sus investigaciones, exhaustivas y sin límite, no hay indicios de que haya podido cometer ese delito, ni tampoco su socio Diego Torres o la esposa de éste.

No es Urdangarín un personaje simpático, todo lo contrario. Sublevan sus trasiegos dinerarios, que se haya aprovechado de su situación para abrirse puertas que si no hubiera sido miembro de la Familia Real no se le habrían abierto, provoca indignación que creara una ONG que utilizaba para sus negocios, hinchó presupuestos sabiendo que por ser quien era no le iban a echar atrás, y por si no fueran suficientes razones para ganarse el apelativo de delincuente que muchos ya le adjudican antes incluso de que dé su veredicto un juez, ha demostrado ser de una imprudencia tal que sólo se comprende si, en su soberbia, pensaba que jamás nadie le iba a buscar las vueltas. No contrató al mejor abogado, lo que debería haber hecho entre otras razones para salvar el prestigio de la institución que representa, la Monarquía, sino al que era su amigo; y por ser amigo y no buen profesional ha provocado desaguisados de consecuencias impredecibles. Entre otros, ofrecer una compensación económica y profesional a Diego Torres para que se adjudicara responsabilidades y salvara así la cara a Urdangarín. Por no hablar de las declaraciones sucesivas y constantes de un Vives que ha hecho el máster de cómo convertirse en el abogado que nadie contrataría si pretende salir con bien de su comparecencia ante la Justicia.

Sólo puede presentar algo en su favor en el comportamiento mantenido los últimos meses, no en el anterior, cuando sólo pensaba cómo ganar más dinero: cuentan quienes tienen acceso a él que no sabe qué hacer para borrar el daño que ha hecho a su familia y a la Corona. La infanta Cristina quiso asumir alguna responsabilidad sobre lo ocurrido, ya que consideraba que no había cumplido con su deber al mantener la cómoda posición de no querer enterarse de cómo funcionaban las empresas, pero Urdangarín se negó de forma tajante; él era el único culpable de las irregularidades que se podían haber cometido y asumiría las consecuencias.

El juez Castro ha rechazado la petición de Manos Limpias para que le imputara por blanqueo. Un respiro para la Infanta y para su marido. Pero sabe que la opinión pública le ha colgado el cartel de culpable.

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