Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

Bneficencia en Molvízar

SEGÚN los psicólogos consultados por el Telediario, el de las nueve de la noche, el de la televisión pública, "acercarse a un altar puede ayudar a calmar la ansiedad por la falta de trabajo o por el temor a perderlo". La información daba paso después a un reportaje sobre un templo dedicado a San Expedito, que es el santo de las causas urgentes, y al floreciente negocio de la cerería porque los católicos tienen más fe en los milagros que en las previsiones económicas, y una vela encendida ayuda a espantar los males. Si alguien, desde la televisión pública, ha querido beneficiar al Gobierno conservador, no le ha hecho precisamente un favor. Rezar puede resultar, en efecto, reconfortante, pero causa pavor que la televisión pública nos sugiera que una de las formas de arrimar el hombro contra la crisis sea colocarle una vela a San Expedito. Cuanto menos es una frivolidad que, supongo, molestará tanto a los parados creyentes como a los desempleados que no tienen la suerte de confiar en el poder de los santos.

Hay una forma caduca de concebir el catolicismo que retorna y se va filtrando a través de algunos noticieros, notas de prensa de ayuntamientos y comunicados de otras instituciones gobernadas por el PP. En Molvízar, en la costa tropical de Granada, se han dado cuenta, a pesar de que el municipio está gobernado por los populares. La cosa tiene su recochineo. Un cartel colocado en el ayuntamiento da cuenta del reciente plan del Gobierno andaluz para paliar la exclusión social, y dice así: "Plan de caridad y beneficencia de la Junta. 9.590,4 euros". Se explican las condiciones para solicitar un trabajo cuya duración varía entre los 15 días y los tres meses, y que el sueldo aproximado será de 700 euros mensuales. El redactor del pasquín, o el que lo haya ideado, termina con la siguiente frase: "Si crees que cumple los requisitos, merece la pena. Solicítalo en el Ayuntamiento". Una gracia propia de quien confunde la estulticia con el estudio de la justicia. Un mamarracho, vamos.

La justicia social había barrido la beneficencia hasta tal punto que la Iglesia católica asumió este noble concepto. Del mismo modo que el acto de reparto de llaves de viviendas de protección oficial por parte de los políticos de todos los partidos era un hecho indignante, habrá que esperar que a ningún alcalde se le ocurra hacerse la foto entregando bolsas con comida. Y en Molvízar, la caridad habrá que tenerla con el cenutrio que alumbró tan brillante idea.

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