¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

Borrell y el horizonte

JOSEP Borrell pasó el viernes por el escenario del Foro Joly como una sombra. No usamos el término de manera peyorativa, sino para resaltar la condición trágica de un político cuya carrera fue truncada por las conspiraciones shakespirianas de sus propios compañeros del PSOE, un presidente nonato que aún conserva la mirada y el gesto de los que han sido víctimas de la traición. Cuando Al Gore se estaba reinventando como gurú medioambiental tras la extraña y aún sin aclarar derrota electoral de 2000 frente a un mediocrísimo George Bush, solía empezar sus conferencias con un chiste autoflagelatorio: "Hola, soy Al Gore y fui próximo presidente de los Estados Unidos". Borrell tiene algo de eso, de hombre al que un gran dolor le muerde como un lobo el corazón.

Pero no queremos hablar del pasado, sino del presente. Borrell pasó por el Sur para presentar su libro escrito al alimón con Joan Llorach, Las cuentas y los cuentos de la independencia (editorial Catarata), una obra semiclandestina en Cataluña que demuestra con argumentos, documentos y calculadora la falacia del "España nos roba" y otras consignas soberanistas. En el acto, se pudo ver a un Borrell inteligente y sereno -pero contundente- que, entre otras cosas, proponía dos medidas urgentes para rebajar la borrachera nacionalista: inversión inmediata y masiva en el corredor ferroviario mediterráneo, una de las grandes reivindicaciones del levante español, y una reforma constitucional para avanzar hacia un escenario federal. Sobre el primer asunto, nada que objetar: es justo y necesario y, además, beneficiaría enormemente al puerto de Algeciras, que quedaría conectado de forma óptima al gran torrente circulatorio europeo. El problema surge con la palabra "federal", y no porque tengamos nada en contra de ella, sino porque los socialistas tampoco consiguen explicarnos exactamente en qué consiste. El propio Borrell fracasó el viernes al intentarlo: "Es un sistema como el autonómico pero mejorado, con las competencias más claras...". Ahí quedó la cosa.

Nos consta que el PSOE tiene a algunas de sus mentes más preclaras encerradas en un cuarto intentando montar el difícil puzzle de su reforma constitucional. Quedamos a la espera. Mientras tanto, se nos antoja que el federalismo es como el infinito matemático o el horizonte, eso que siempre está delante de nosotros pero no lo podemos alcanzar. Un gran y hermoso misterio.

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