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Crónica Personal

Pilar / cernuda

Botella se va en el peor momento

HA explicado que el presidente de Gobierno conocía desde tiempo atrás su decisión de no presentarse candidata a la Alcaldía madrileña. Si es así, y seguro que lo es, no ha elegido Ana Botella el mejor momento: el día que se producía una nueva víctima mortal por la caída de un árbol, la segunda en pocas semanas, con una lógica alarma social que obligó a anunciar la creación de una comisión ad hoc para analizar el estado de los árboles de los jardines de la capital.

Es como si la alcaldesa decidiera tirar la toalla ante un hecho que es evidentemente grave, pero un buen dirigente resuelve primero los problemas y luego se va. Si Rajoy ya conocía su decisión, Botella tendría que haberla hecho pública hace tiempo, que es además lo que esperaba el presidente y esperaba su partido, porque cada semana de más que se ha mantenido en el cargo ha dado pie a la oposición para arremeter no sólo contra su persona sino contra el PP.

Anuncia que no se presentará pero se queda en la Alcaldía. Eso está bien, renunciar a seguir al frente del equipo municipal habría creado un grave problema al PP; ella no fue elegida alcaldesa y se comprendería mal que la sustituyera una tercera persona tampoco elegida. Deja en manos del partido la decisión sobre el candidato o candidata, y será Rajoy, él personalmente, quien tome la decisión. Se trata de un asunto muy serio, en el que no cabe la equivocación: si pierde la Alcaldía de Madrid, todo un símbolo, se le pondrá muy cuesta arriba volver a ganar las elecciones.

Ana Botella ha hecho bien las cuentas pero no ha sabido gestionar el Ayuntamiento. La lista de errores cometidos es larga, y va más allá de su incalificable reacción ante la tragedia del Madrid Arena o el problema de los árboles. Madrid es hoy una ciudad sucia, decrépita, con servicios públicos en precario. Nada que ver con la imagen de una capital europea. No cabe el argumento de la escasez de fondos: otras ciudades atraviesan la misma situación de crisis y han sabido establecer las prioridades.

Para el PP es un alivio el anuncio de Botella -que, por cierto, se cree víctima de una campaña de desprestigio por ser la mujer de Aznar-, pero ahora está obligado a acertar en la elección de la nueva cabeza de cartel. Sólo dos nombres se barajan en las alturas, sólo dos personas podrían lograr el resultado que busca Rajoy, Esperanza Aguirre y Soraya Sáenz de Santamaría. Esperanza Aguirre atraviesa una situación judicial delicada tras su incidente de tráfico.

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