Como diría él si estuviese en la mesa de su programa: "Qué mal rollo". Javier Sardá se ha cabreado muy y mucho con los de Telecinco, y su proyecto se va al garete. Al menos en esta cadena. Nuestro gozo en un pozo. Y el de Boris Izaguirre. Y el de Carlos Latre. Dijimos que tal y como está el panorama televisivo sólo el regreso de un Sardá podía garantizar noches sonadas, comentadas por todos, dignas de columnas, dimes y diretes y secundadas por un público entregado de tres o cuatro millones de fieles, algo al alcance de muy pocos productos.

Al principio la polémica se quiso maquillar con un chivo expiatorio. Pero nadie se creía que la ruptura de Toni Cruz y Josep María Mainat con Telecinco fuese debida a la baja audiencia de Operación Tony Manero. Este tipo de cismas obedecen a cuestiones muy personales. Y muy personal es la relación entre Sardá, Cruz y Mainat.

Así las cosas, la cuestión estriba en conocer el siguiente capítulo de la historia. Y en saber, en definitiva, si Javier Sardá vuelve o no vuelve a la televisión. Está claro que a Telecinco no va a ser. Entonces, ¿a dónde irá a parar? Imaginamos que a los de Cuatro se les estarán poniendo los dientes largos. En Antena 3 no terminamos de verlo. Y teniendo en cuenta los cachés con los que este comunicador se maneja, no parece políticamente correcto que una televisión pública se haga cargo de ellos. Aunque visto lo que se llevan los fichajes de Mira quien baila todo es posible. Los contenidos, el peligro que tiene Sardá a la hora de montar su circo, tampoco cuadran con la comodidad en un esquema de televisión pública. Y en el club de humoristas de La Sexta parecen haber agotado los carnets de socio. Por lo que quedaría una salida. La de un Cuatro crecido con ganas de liderar noches. Ya veremos.

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