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DESDE el pasado jueves el presidente de Unicaja está facultado por su consejo de administración para negociar la fusión por absorción de la entidad andaluza con la Caja de Castilla-La Mancha, una integración que cuenta con el apoyo del Gobierno de la nación y los autonómicos manchego y andaluz. La operación, que requerirá de un previo saneamiento de la entidad absorbida, representa para Unicaja una oportunidad única de consolidar su área de negocio más allá de los límites de la comunidad autónoma y de convertirse en la entidad de mayor peso en la mitad sur de España. La caja resultante de la fusión sería la quinta española por volumen de depósitos y la sexta por créditos. Además, se situaría en la práctica en el grupo de la diez principales entidades financieras del país. La fusión entre cajas de diferentes comunidades significa un salto cualitativo trascendental en el modelo que hasta ahora se ha aplicado a este sector. No es descabellado pensar que si la fusión entre Unicaja y CCM se lleva a la práctica en condiciones satisfactorias, el camino podría ser aprovechado por otras entidades andaluzas para saltar fuera los límites territoriales de la región. Así el modelo de una gran caja andaluza con intereses exclusivamente regionales podría verse complementado por el más ambicioso de dos cajas andaluzas con fuerte proyección en otras comunidades autónomas. Una posterior integración de ambas daría al sector financiero andaluz una potencia que no tendría nada que ver con la que conocemos en la actualidad. La racionalización del sector de las cajas de ahorros es una necesidad impuesta por la propia dimensión del sector, excesivamente atomizado y con entidades que en tiempos tan complicados como los que atravesamos, y los que están por venir, se enfrentan a dificultades que en muchos casos pueden ser insuperables. Un proceso de fusión es, en cualquier caso, un asunto muy delicado en el que hay que tener en cuenta muchas variables y para el que hay que contar con exhaustivos estudios de viabilidad económica y financiera. Se trata de una cuestión en la que una caja de ahorros se juega su futuro y que, por lo tanto, no puede estar sometida a criterios de conveniencia política. Los pasos que de Unicaja en este sentido habrán de estar, por estas razones, muy medidos.

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