La ciudad y los días

carlos / colón

Calentamiento municipal

UN ciudadano que leyera el pasado lunes en este periódico que "Susana Díaz promete a Espadas el desbloqueo de la Politécnica, la Ciudad de la Justicia y las Atarazanas", que "el Ayuntamiento y la Junta pedirán también fondos al Estado para que se retome la ampliación del metro" y que "Díaz ha destacado que se abre una 'etapa de entendimiento y colaboración' con los representantes municipales", tiene derecho a pensar que los hielos de los bloqueos se forman con mayor fuerza en el invierno político que se produce cuando el Ayuntamiento está en manos del PP; y que los desbloqueos tienen lugar cuando el calorcito que se dan uno a otro el PSOE al coincidir en el Ayuntamiento y la Junta derrite el hielo. Las cosas del querer.

Si ese mismo ciudadano leyó ayer, en nuestra portada, que "Susana Díaz se lo pone fácil a Espadas"; y siguió leyendo en la información del compañero Manuel Ruesga que el alcalde celebra que "se abre un nuevo tiempo de colaboración entre las dos administraciones que tiene que traducirse en resultados, tiempo que servirá para desbloquear proyectos y con el que acaba la confrontación", a lo que la presidenta añadió que Junta y Ayuntamiento salen ahora de las "batallas estériles", el ciudadano lector tiene todo el derecho del mundo a pensar, sin que por ello nadie le pueda acusar de malpensado, que el bloqueo de los proyectos y las batallas estériles se debían en buena medida a que el anterior Ayuntamiento era del PP. Porque a Zoido se le podrán reprochar tantas cosas como a cualquiera de nosotros -ya saben lo que decía Jack Lemmon al final de Con faldas y a lo loco-, pero no que sea cerril, irracional, ciegamente pasional o poco dialogante.

Supongo que el lector no objetivo por partidista pensará justo lo contrario: que Zoido era una fiera corrupia con quien era imposible llegar a acuerdos por más buena voluntad que pusiera la Junta. Pero todos sabemos -se reconozca o no- que no es así. De la misma forma que muchos sabemos que la mejor forma de debilitar a un contrincante político es cerrarle el grifo, bajo la excusa de no poder llegar a consensos, para que aumente el descontento de los ciudadanos. ¿Que esto es baja política que antepone los intereses del partido a los de los ciudadanos? Nada nuevo. Por eso han conseguido tantos votos y -gracia a la ayuda del PSOE- más poder del que los votos les otorgaban los camaradas de Podemos.

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