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AL alcalde de Camas, Juan Pazos, lo va a declarar tránsfuga la formación política a la que pertenece (Izquierda Unida) por haber pactado un nuevo equipo de gobierno junto al PSOE tras destituir a los concejales de IU que han dejado de respaldarle.

El incidente es muy revelador del rumbo desnortado que va tomando Izquierda Unida y del enredo de contradicciones que envuelve su vida interna. Pazos, que ganó su puesto en las urnas, llegó a la Alcaldía por accidente, porque su antecesor, Agustín Pavón, no pudo competir en las elecciones de 2007 por su imputación en un caso de tráfico de influencias con un fondo de urbanismo irregular.

La coalición pactó que Pavón sería una especie de alcalde en la sombra, desde su cargo al frente de la sociedad municipal de desarrollo y el gabinete de la Alcaldía, y Pazos lo tenía tan asumido que en el acto de toma de posesión le entregó simbólicamente el bastón de mando a Pavón. Luego pasó lo que suele pasar: el alcalde legal no se resignó a cumplir el papel vicario que se le había asignado y quiso volar solo. Nada más humano, por una y otra parte.

Humano, pero insoportable. Como Agustín Pavón, el destronado, controla la agrupación local de IU, de la que es coordinador, ha impulsado la expulsión de Pazos y los ediles que le siguen. Lo curioso es que le acusen de tránsfuga por no obedecer a la dirección y negociar un acuerdo con el PSOE. Digo curioso porque, con esos mismos criterios, Pavón sería el Gran Tránsfuga de Camas: en 2003 negoció, como secretario de Organización de IU en Andalucía, el pacto PSOE-IU para apoyarse mutuamente en cada municipio y evitar que el PP se hiciera con las Alcaldías... y horas después alcanzó la Alcaldía de Camas pactando con el PP y arrinconando a sus socios socialistas. Una pinza estupenda.

Y ahora, el enredo. La incoherencia de IU ha llegado a tal extremo que según el ámbito de decisión que se examine la respuesta varía. La agrupación local de IU de Camas rechaza al alcalde Pazos, la dirección de IU de Sevilla estima que sólo el Consejo Provincial es competente para expedientarle, el coordinador regional, Diego Valderas, le da la razón a la agrupación local de Camas y lo considera ya "no adscrito" y fuera de la coalición, y la dirección federal, que lidera hasta dentro de un rato Gaspar Llamazares, está con la provincial y contra la local y la regional. ¿Cabe un carajal mayor?

Y todo obedece a las rencillas y luchas por el poder -escaso- entre unos y otros. Es un milagro que Izquierda Unida, sus honrados militantes y alcaldes legítimos al pie del cañón, sobrevivan a este grupo de dinamiteros. A ver si dura (el milagro, no el grupo).

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