la esquina

José Aguilar

Campaña austera

HA propuesto Javier Arenas un pacto andaluz por la austeridad. No por la austeridad en general, que ya se ha impuesto sin necesidad de ningún llamamiento, ni por la austeridad de las administraciones públicas, que mal que bien se ha ido extendiendo en todos los niveles, sino por la austeridad de los partidos políticos, que tiene una especial función ejemplarizante y pedagógica.

Arenas se refiere a la campaña electoral de marzo, la de las autonómicas. Y ha lanzado una idea concreta: eliminar toda la publicidad exterior. Cargarse, de mutuo acuerdo, las vallas, carteles y banderolas que ensucian calles y plazas durante dos semanas con una utilidad práctica más que dudosa. A cambio sugiere aumentar los debates entre candidatos en los medios de comunicación, siempre abiertos a estas iniciativas y que, por su parte, habrían de comprometerse a ofrecer oportunidades a todo el espectro político, para que nadie pueda sentirse discriminado.

Es una buena propuesta, que no tiene por qué ser excluyente de otras que se les ocurra en la misma línea a las demás formaciones políticas. Se trataría de negociar entre los partidos que concurren con posibilidades de obtener escaños -en Andalucía no son más de cuatro o cinco- un acuerdo de autolimitación para que la próxima campaña a las elecciones andaluzas sea a la vez limpia, en todos los sentidos, y barata. Seguro que se puede encontrar un marco común sobre el tipo de campaña a realizar, accesible a todos y mucho más barata de la que se han acostumbrado a organizar y nos han acostumbrado a padecer.

En realidad, si se piensa bien, un pacto de estas características a quienes más favorece es a los partidos minoritarios, que son precisamente los más precarios económicamente hablando. Ni disponen de fondos para contratar cartelería, banderolas y vallas publicitarias ni hay bancos que les presten dinero con el desenfado de otras épocas (el crédito a fondo perdido se ha acabado). A ellos les conviene más que a ninguno que el debate electoral se desarrolle preferentemente en los medios informativos y en las redes sociales. En publicidad exterior siempre tienen las de perder. Aun en el supuesto de que consiguieran financiación, sus vallas y carteles quedarían ahogadas por la presencia apabullante de las vallas y carteles de los grandes partidos (sólo PSOE y PP, para qué vamos a engañarnos).

Perdida la esperanza de que los partidos prescindan del elemento más costoso y más grosero de sus campañas, que no es otro que el mitin, que es más bien un acto interno, casi orgánico y de movilización de militantes y simpatizantes y de ni una sola persona más, merece la pena tomarse en serio esta propuesta de Arenas.

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