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Luis Carlos Peris

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Canales, cómo recuerda a Cardeñosa

En esta pretemporada, el cántabro recuerda a uno de los futbolistas legendarios del Betis

Auscultando en los vericuetos de la pretemporada bética y aunque una gran porción de los piropos ha recaído en Boudebouz, para mi coleto tengo a Canales en el podio. Por supuesto que junto a Joaquín, ese futbolista portentoso que anda driblando contrarios y tacos de almanaque. Y es que lo suyo es un milagro genético al que no sólo no se le ve la fecha de caducidad, sino que parece que descuenta años en vez de cumplirlos.

Pero dejemos a Joaquín en su bonita odisea de enganchar gente para la causa y centrémonos en Canales, un futbolista llamado a llenar de júbilo las veladas en Heliópolis. Y es que desde aquella irrupción de hace casi un decenio en Nervión que le valió de pasaporte al Bernabéu, el joven talento cántabro no dio pie a tantas esperanzas como está aportando de verdiblanco. Masacrado por las lesiones de rodilla, su paso por Chamartín y Mestalla fue entre más sombras que luces.

Tres roturas de cruzado fueron motivos suficientes como para que hubiese arrojado la toalla de forma definitiva, pero lo que hizo fue apretar los dientes, mirar hacia adelante y volver a la élite con la camiseta txuri urdin de la Real Sociedad. A partir de ahí, los buenos oficios de su paisano Setién fueron el visado para su pasaporte como bético y ahí está, abriendo un abanico de expectativas que se multiplican en cada comparecencia con el de las trece barras junto al corazón.

En ese fútbol de jugones, Canales implementa decisivamente el proyecto. No sé si tendré que tragarme las palabras, pero a un servidor de Dios y de usted, querido lector, se le viene a la memoria aquella noche del homenaje a Rogelio en que el beticismo comenzó a enamorarse de un futbolista del calibre de Julio Cardeñosa. No sé si Canales llegará a la mitad del nivel del canijo vallisoletano, pero perdone el auditorio si a mí me lo está recordando con sus cambios en largo y su zurda.

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