N O es país para musicales. Cuesta acertar con una pachanga que sigan las multitudes. Por el camino de los últimos meses cayeron El número 1 o Uno de los nuestros y a Telecinco le costó lo suyo hasta dar con la tecla de La Voz. La fiesta cuesta montarla, por eso cuando hay fórmulas afortunadas como Tu cara me suena es comprensible que Antena 3 la apure hasta casi la asfixia, que es lo que ha pasado en esta prolongada etapa en la que Edurne siempre fue favorita. Fue la ganadora aunque Melody (tan artista y mujer y, en el fondo, tan niña con algunos de sus desplantes) y Xuso ("Chucho", según la duquesa de Latre) le pusieran en aprietos. La cuadrilla ha apuntado de media más alto que en otras ocasiones, mención aparte de Los Chunguitos, y hubo momentos sonados también a costa de los que estaban llamados a ser secundarios, como Flo o Llum Barrera. Ese estiramiento es lo que también ha llevado a quemar a algunos concursantes como Santi Rodríguez, el Soto y Ángela Carrasco, que les costó evolucionar y, por tanto, sorprender. Las galas programadas ya en este año han sido un tanto reiterativas para un programa que debió ir acabando en Navidad.

Pese a que a veces se cayera en una rutina digna de Marta Sánchez, el tornillo más flojo de todo este engranaje hasta última hora, Tu cara me suena es un espacio que divierte y mantiene el tono más allá de las actuaciones, con una pátina de buen humor que nunca se desprende, lo que es mérito para un formato que se ideó como un talent absolutamente serio. A su favor tiene aspectos ya superados como un transformismo que no deriva en chirigoteo y un esfuerzo interpretativo tan notable como las caracterizaciones, las coreografías o la selección musical. Esto convierte al programa de Gestmusic es una evolución lógica de Lluvia de estrellas. Y se han desprendido de la dependencia de Segura.

Terminan temporada con cantera de aspirantes e ideas. Tu cara me suena pasa de curso, pero Antena 3 debería dosificarlo mejor.