CHIRRÍA cantidad esa foto en la que los secuestrados bromean con el secuestrador. No sé hasta dónde puede llegar el Síndrome de Estocolmo, pero tras la sangría económica que ha supuesto la liberación de esos catalanes cooperantes no pega ni con cola esta aparente complicidad entre las partes. Es más, la proliferación de ONG sólo hace certificar el fracaso del sistema, pues lo lógico sería que esas ayudas humanitarias fuesen cubiertas por Don Quien Corresponda, eufemismo con el que siempre se encubrió la figura del mandarinato más o menos vigente. Esas risas entre los cooperantes y el moro que va al volante dan que pensar en si no convendría suspender las caravanas humanitarias mientras exista el riesgo de seguir engrosando las arcas de grupos que han hecho del terrorismo su próspero modus vivendi. Y es que salen carísimas esas excursiones por el desierto con el Omar Saharaui de turno.