La ciudad y los días

carlos / colón

Carmena y las marquesas

DIRIGIÉNDOSE a las entidades sociales que trabajan en la Cañada Real, Manuela Carmena -alcaldesa de Madrid gracias al PSOE, no se olvide- dijo el pasado lunes: "Esta mañana, cuando escuchaba la radio, he aplaudido internamente por los que han saltado la valla de Melilla porque son los mejores, los más valientes… Nosotros queremos que vengan con nosotros y lo queremos de verdad, queridos amigos, porque son los mejores, los más valientes…". Y en el Twitter de Ahora Madrid la alcaldesa escribió: "Felicito y doy la bienvenida a la gente que ha saltado la valla de Marruecos".

La miseria ética y ceguera política del comentario es sorprendente. ¿Entiende la alcaldesa la desesperada fuga de quienes huyen del hambre, la guerra o la opresión como una competición tipo Los juegos del hambre, en la que solo logran saltar la valla los "mejores" y "más valientes"? ¿Qué son entonces los que no lo logran? ¿Los peores, los cobardes, los débiles? ¿Supone esto enfocar una de las más dolorosas tragedias humanas, un grave problema político y un difícilmente resoluble conflicto social desde la perspectiva del darwinismo social, de la supervivencia de los más fuertes?

Por otra parte, ¿cuenta la alcaldesa con los medios para acoger dignamente, garantizando su derecho a la protección social, el trabajo y la vivienda, a quienes desea "que vengan con nosotros"? ¿Ha puesto en marcha los complejos y costosos mecanismos que garanticen su integración social y cultural? ¿A quiénes alude ese "nosotros" que, según la alcaldesa, desea tan ardientemente que venga a vivir con ellos el mayor número posible de los "mejores" y "más valientes"? Porque no será en el distrito de Salamanca, en el Viso, en La Moraleja, en Puerta Hierro o en Mirasierra donde se asienten, sino en los barrios y suburbios más machacados por el paro y la marginación. Ese "nosotros" de la señora Carmena es, como mínimo, una inexactitud porque no la engloba a ella ni a quienes practican la solidaridad de salón. Más bien es un "ellos" referido a los más machacados.

Que estas palabras se dirigieran a las entidades sociales que trabajan en la Cañada Real -16 kilómetros de construcciones ilegales que incluye el mayor punto de venta de droga de España-, y que Carmena alabara como riqueza cultural que allí vivan personas de 30 nacionalidades es una obscenidad propia de las marquesas que pintaba Serafín. Porque allí, más que vivir, se sobrevive o se malvive.

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