Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Carrera de obstáculos para Juanma

Las diferencias entre la dirección nacional del PP y la de Andalucía son cada vez mayores y se ocultan menos

Cuando hoy a mediodía Juanma Moreno clausure, junto a Pablo Casado, el Congreso del PP andaluz lo hará convertido en uno de los líderes más influyente y con más poder real dentro de su organización, al nivel de una Isabel Díaz Ayuso o de un Alberto Núñez Feijóo. Nadie duda de que se lo ha ganado a pulso y de que ha hecho una travesía desde la irrelevancia por la que muy pocos apostaban. Ahora se le abre un horizonte en el que tiene al alcance de la mano repetir como presidente en las elecciones que se adivinan para la próxima primavera y gestionar la recuperación económica y social de Andalucía, si es que es verdad que la pandemia nos deja de una vez en paz. Desde el punto de vista político se ha encontrado, además, con el regalo de un PSOE desorganizado al que la apuesta por Juan Espadas no lo ha reforzado en estos meses, sino quizás todo lo contrario.

Pero Moreno, de natural sosegado y prudente, haría mal en confiarse demasiado porque en los meses que vienen va a tener obstáculos nada fáciles de sortear. No nos referimos ya a la propia situación de la región, que tiene sus problemas sanitarios, educativos y de falta de convergencia económica con la media española, como se los encontró el presidente andaluz en 2018. En su propio partido se le abre una situación complicada y con tendencia a irse agudizando. Las diferencias en temas mayores entre lo que quiere la dirección nacional del partido y lo que pretenden Juanma Moreno y Elías Bendodo son cada vez mayores y cada vez, además, se ocultan menos.

El episodio de esta semana, en el que ha habido un claro intento de desestabilizar el Gobierno andaluz y en el que se ha visto, con argumentos sobrados para ello, la mano de Teodoro García Egea, no es una cuestión que se pueda pasar por alto. La operación contra Juan Marín -que no se podría haber hecho sin la colaboración de las propias torpezas de Marín- era un torpedo contra la estabilidad de Juanma Moreno y su deseo de llevar el final de la legislatura a su fecha natural. A partir de ahora las cosas no van a ser igual en la relación entre el presidente andaluz y Pablo Casado, a pesar de los abrazos de hoy en Granada.

El líder nacional del PP quiere empujar a la convocatoria rápida de elecciones en Andalucía porque sus gurús y las encuestas le señalan que ese sería un paso importante en su camino a la Moncloa. Pero aquí, con razón, las cosas se ven de otra forma y existe una amenaza, en forma de Gobierno obligado de coalición con Vox, que lo condiciona todo. Juanma Moreno, que ha hecho en estos tres últimos años un máster de cintura y encaje político, es consciente de los peligros que encierra la maniobra.

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