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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Carta a los Reyes: Bashevis Singer

Bashevis Singer es un gran autor que hace justicia a un mundo que la propaganda antisemita manipula

En papel de carta a los Reyes Magos de la papelería Pichardo de José Gestoso o de la Imprenta del Carmen de Regina empiezo a escribir mis sugerencias para que el 6 de enero haya libros junto a los zapatos. Empiezo por el más chiquito, El huésped (Nordicalibros), un minúsculo volumen de 56 páginas que rescata un cuento inédito de Isaac Bashevis Singer descubierto por The New Yorker hace dos años. Se completa con el discurso pronunciado por el escritor al recibir el premio Nobel en 1978. Como es tan chiquito se puede añadir al regalo la antología de cuentos seleccionados por el autor publicada por Lumen o una de sus novelas ambientadas en Nueva York, como Sombras sobre el Hudson (Debolsillo), o en las comunidades judías centroeuropeas exterminadas por los nazis, como La familia Moskat.

Emigrado a Estados Unidos de su Polonia natal en 1935 huyendo de los tradicionales progromos y de la nueva amenaza nazi, Bashevis Singer dedicó su vida a dar testimonio de aquel mundo exterminado por el Holocausto y de su lengua, el yidis, en la que escribió toda su obra. Fue el único miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras que no escribía en inglés. Además de sus méritos literarios, fue por preservar esta lengua y el mundo que la habló hasta 1945 por lo que recibió el Nobel, único concedido a una lengua sin patria.

La portada de El huésped -diatriba entre dos ancianos judíos neoyorquinos, uno piadoso y otro ateo tras haber sufrido el eclipse de Dios en el Holocausto- es una bella fotografía de Leonard Freed: Boda jadísica, Nueva York, 1954. Nada que ver con el disparate de la reciente boda ultraortodoxa que en esa misma ciudad ha apelotonado a más de 6.000 descerebrados. Nada tienen que ver estos ultraortodoxos con la riqueza cultural de otras ramas del judaísmo ortodoxo y sobre todo con el rico universo jadísico fundado por el santo rabino Baal Shem Tov. Como la moderna propaganda antisemita los mete a todos en el mismo saco, la lectura de Bashevis Singer hace justicia a ese mundo de arrolladora humanidad, inteligencia e ironía. Terminó su discurso de aceptación del Nobel diciendo: "El yidis fue una lengua de mártires y santos, de soñadores y cabalistas, cargada de humor y de una memoria que la humanidad no debería olvidar… La sabia y humilde lengua de todos nosotros, el idioma de la asustada y esperanzada humanidad".

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