HACE unos días un maestro de la pluma conocedor de Sevilla preguntaba en Facebook con retranca si se conocía alguna tertulia sin cartel. Conozco algunas de las que hablaré otro día. Desde mi punto de vista, la Tertulia con cartel por excelencia es la de El Rinconcillo. La conocí hace 7 años de la mano del querido Manolo Yruela Rojas en la presentación de su cartel. Cuando llegué a la segunda planta de El Rinconcillo me quedé impresionada, estaba abarrotada de personas del mundo cofradiero, lo más de lo más. El ágape, para quitarse el sombrero y los tertulianos amables y acogedores sin límites. Era mi primera cuaresma como concejal de Fiestas Mayores y muchas de las personas que conocí entonces son buenos amigos.

Yruela me advertía "te aviso con tiempo para que te reserves la tarde". Desde hace unos años es su hermano Miguel Ángel quien se ocupa de mí y lo hace con la misma premisa "reserva la tarde". Y así, en esas tardes ya a solas con los tertulianos y pocos más, me he ido enterando de la historia de la tertulia que nace en 1991, cuando unos costaleros de la Redención, Miguel Ángel Yruela, Pedro Vázquez, Ignacio Respaldiza y José María Márquez, parroquianos del histórico bar en el que discutían sobre su hermandad, se plantean hacer un cartel. Pensando en el nombre, Carlos Rueda padre propone Cartel de la Tertulia El Rinconcillo, con cesión de local y participación como uno más. ¡Dicho y hecho! Se incorporan Jesús Vázquez, Manolo Yruela y Ángel Guerra, madrileño enamorado de Sevilla, que en su imprenta hace sin coste alguno los carteles que cada año se regalan a la Hermandad de la foto ganadora para que los vendan y recauden fondos para su obra social. Ya no está Manolo, ni Carlos, están sus hijos Javier y Carlos y el resto de tertulianos, y todo se hace igual de bien.

Este año, magnífico cartel con foto de Salazar y Bajuelo de la entrada de la Soledad de San Lorenzo. Un gripazo inoportuno me ha impedido acompañarlos y los añoro.