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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Casado no debe irse por el fiasco catalán

Todos sabíamos que el fracaso del PP en Cataluña estaba amortizado. El reto del líder del partido es otro muy distinto

Que levante la mano quien crea que Pablo Casado dimitirá u organizará una revolución interna tras quedar el PP todavía más hundido que en las últimas anteriores elecciones catalanas. Que la alce quien vaticinara que el PP sacaría un resultado mejor que en los anteriores comicios. No se ve ninguna mano. Ni una. ¿A santo de qué viene exigirle a Pablo Casado lo que ningún líder político hace desde hace años en España, salvo que el descalabro sea imputado directa e indudablemente a una única persona, como ocurrió con Albert Rivera y Ciudadanos? El PP no pintaba nada en Cataluña antes del domingo. Y sigue sin pintar nada después del domingo. Y esto ocurre por la sencilla razón de que arrastra todavía con los efectos del gran error de Aznar tras aquel pacto del Majestic por el que fue entregada a CiU la cabeza de un político brillante como el barcelonés Vidal-Quadras. Esta circunstancia se suma a la ausencia del Estado en la región durante los años de Rajoy y, por supuesto, a las consecuencias de las continuas cesiones a un separatismo siempre insaciable. El PP de Pablo Casado tiene que asumir el reto de demostrar que se puede gobernar en España sin Cataluña, como Aznar demostró que se podía lograr una mayoría absoluta sin Andalucía, lo que consiguió en las generales 2000. El fracaso en Cataluña estaba ya amortizado para el PP, no nos engañemos. Distinto es que las justificaciones sean más o menos ridículas, como la alusión a las declaraciones de Bárcenas. La corrupción en España está amortizada electoralmente. Está demostrado que lo que realmente desgasta es faltar al compromiso de permanencia, pecado mortal cometido por Arrimadas al marcharse a Madrid tras haber triunfado en unas elecciones tras las que ni se sometió a la investidura, o los años acumulados en el poder, como terminó ocurriendo con el PSOE andaluz por puro hartazgo. Los ERE, Bárcenas, la Kitchen y demás casos de corrupción se confunden por desgracia en un mar revuelto donde al final todos los peces son iguales. El fiasco de Casado estaba asumido y lo seguirá estando durante años. Vox ha recogido los rescoldos, lo que supone un gran triunfo para este partido porque venía de la nada. Que crezca a partir de ahí será el próximo y verdadero reto, más allá de la ola que ahora aúpa a los de Abascal. Pero Casado no debe tirar la toalla por Cataluña. El barón gallego no es una amenaza porque ya ha amagado en demasiadas ocasiones. La madrileña está a favor de la causa. Y al andaluz le falta tiempo y renovar al menos una vez el gobierno. No tengan prisa. Cataluña ya estaba perdida para el PP.

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