Visto y Oído

Antonio / Sempere

Casas vacías

CONOCÍ a la guionista Marisol Soto Romero cuando coincidí con ella en la serie documental Cómo hemos cambiado, en el centro de producción de Sant Cugat del Vallés. Recuerdo que uno de los episodios en los que se entregaba en cuerpo y alma versaba sobre la vivienda en España. En aquella ocasión Marisol deconstruyó los No-Dos de la época, los Informes semanales y los antiguos programas de décadas pasadas para alumbrar una pieza que, por pura acumulación, provocaba efectos casi lisérgicos. Y no pocas reflexiones.

Ascendiendo unos cuantos peldaños, Marisol Soto Romero acaba de estrenar una doble entrega en Documentos TV dedicada, dicho muy resumidamente, a las casas sin gente y a la gente sin casas. Reconozco que viendo la primera parte del díptico, durante la procelosa madrugada del lunes, me emocioné. Sí. Me emocioné ante un trabajo tan bien hecho y ante la dimensión tan tremenda de lo que se estaba contando en pantalla: un retrato sobre la burbuja inmobiliaria presentado sin filtros ni deconstrucciones. Directo al corazón. Creo que me emocioné, en parte, por la rabia que siento por la situación que atraviesa TVE. A la que tanta gente ataca sin piedad. Una televisión que será como será y de la que habrá que cuestionar muchas cosas. Pero que hoy por hoy es la única capaz de ofrecer veladas como la que este teleadicto goza un día sí y otro también en estas jornadas de altísimo consumo televisivo (ya andamos por 254 minutos de media por persona).

Antes de un coloquio sobre la novela negra de Simenon y después de una película como Starbuks, llegó Marisol Soto con sus deberes hechos. Y fue un gustazo de los grandes. Un chute de televisión que golpea. Que cuestiona y aporta quilates, no quincalla.

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