VÍSPERA de Corpus para que la Sevilla más eterna, la que va de Campana a Puerta Jerez, se venga arriba y sus calles se llenen esta tarde de auténticas riadas humanas que van y vienen de escaparate en escaparate. Cuna, Francos, Cerrajería, Acetres, Sierpes, Constitución, San Francisco abarrotados como si estuviéramos en uno de los días más grandes de la Semana Santa. Y como una especie de contrapeso para este tiempo de crisis, la novedad de que la Catedral estará abierta para todos con los pasos convenientemente dispuestos en modo y forma. Sin duda alguna, que la Catedral esté para el disfrute de la ciudadanía le añade al pastel de esta víspera no una guinda sino una infinidad de guindas como corona. Aliciente añadido y como demostración de que vivimos un tiempo nuevo en cuanto a las relaciones con la Iglesia. No sé si mejor o peor, pero, sin duda, se trata de un tiempo novísimo.
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