La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Cercas y el papel higiénico

Es buena la imagen del papel de desecho, pero seamos consecuentes: no es exclusiva de Cataluña

A Javier Cercas lo descubrí de adolescente con Soldados de Salamina. Me fascinó. Lo que decía y cómo lo decía. Que nos demostrara -sin aspavientos- que se puede ser escritor sin refugiarse en una torre de marfil -como bien decía Borges "es una pieza del ajedrez y ahí no vive nadie"- y que se puede transitar entre literatura y periodismo, ficción y no-ficción, con la ligereza y la elegancia de un paso de vals.

Luego me olvidé de él y lo he rescatado ahora por puro morbo. Casi por oportunismo. Me he comprado su controvertido libro Independencia atraída por la polémica que se desató hace unas semanas cuando se le ocurrió decir (en alto) que el 23-F "lo paró el Rey". El problema de fondo, como se podrán imaginar, no es el papel de Juan Carlos I en el golpe Estado sino que le toque la moral a los catalanes. Lo inaceptable es que diga -y argumente con la fuerza de un rostro y una historia destilada en novela policíaca- que "la élite económica catalana ha usado a los catalanes como papel higiénico". Que se haya atrevido a escribir, como advertía Paco Camero en la mordaz entrevista que publicamos este domingo, "su novela más enrabietada". "Un vitriólico viaje a las entrañas del mundo del poder barcelonés en cuyo seno se gestó el humus moral de la deriva secesionista"; un "furioso alegato contra la tiranía de los dueños del dinero y los amos del mundo".

Como ocurre siempre con Cercas, nada es lo que parece. El procés no es más que un fotograma -una trágica "huida hacia adelante de promesas imposibles"- para hablar de una independencia que tiene más que ver con lo personal que con lo colectivo. Pero las metáforas, en la realidad y en el lenguaje, son de ida y vuelta. Los autores las proponen y los lectores las reconstruimos aplicando nuestros propios filtros, opiniones y prejuicios. Desde este presupuesto, no es el novelista cacereño que lleva media vida en el bajo Ampurdán -en uno de los pueblos más independentistas de toda Girona- quien termina decidiendo de qué va la segunda parte de Terra alta, cuándo empieza y cuándo acaba la polémica y, por mucho que le duela, ni siquiera puede evitar convertirse él mismo en "espectáculo"... Ahí tendremos parte de culpa los medios, pero como fiel reflejo de una sociedad fracturada que no consigue superar el cisma de las dos Españas; una sociedad a la deriva desengañada de sus políticos tanto como de sus culturetas y sus intelectuales. Es buena la imagen del papel higiénico, pero seamos justos: no es exclusiva de Cataluña.

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