JOSÉ María Delgado García es uno de los científicos más importantes de Sevilla. Como director de la División de Neurociencias en la Universidad Olavide está elevando las cotas ya de por sí altas de una trayectoria internacional brillante. La revista Science le eligió como uno de los diez científicos a nivel mundial que había logrado un hallazgo más valioso en 2006. Se ha presentado en la Casa del Libro una de las obras más amenas que he podido tener en mis manos para aprender y divertirme a la vez sobre el fascinante funcionamiento del cerebro. Es necesario resaltar la aparición de su libro Los Lenguajes del Cerebro porque, con la cantidad de libros malos y reiterativos que se editan (también en el sector de temas sevillanos), éste no puede caer en el saco de la indiferencia o del silencio piadoso. Científico es un término que no define realmente en su integridad a José María Delgado. Es un humanista, hasta el punto de que también escribe poesía y pronto la publicará.

Sus artículos breves, agrupados en temas como Neurociencia para pobres, ¿Es la cara el espejo del alma? y ¿Para qué mover los ojos si ya movemos la cabeza? sólo pueden ser escritos por alguien que tiene el don de la curiosidad, la claridad de exposición y la pátina del humor. No se pueden decir más cosas sobre nuestros comportamientos y capacidades con menos tecnicismos de por medio.

En estas páginas, en tiempos, nos honramos con su perspicaz colaboración, iluminando al lector mediante el sagaz uso de la fórmula magistral en la ciencia de la comprensión: sujeto-verbo-predicado. Así le resulta más fácil investigar el cerebro, las emociones y los sentimientos. Son el territorio común de los científicos y de los poetas, la mirada hacia nuestro mundo interior, el hallazgo de lo que a nadie se le ocurrió antes, y en Sevilla tenemos la suerte de contar con un hombre brillante que es las dos cosas a la vez.

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