Todos los astros perfectamente alineados en pos de un agravamiento del drama. A la ineficacia gubernamental en la lucha contra el bichito se une la cuestión meteorológica. En vez de una lluvia purificadora, ahí tenemos al sol, brillando en la vertical de nuestras cabezas para hacer más insufrible la reclusión. Un tiempo lluvioso habría hecho más llevadera esta prisión domiciliaria que penamos, pero no, sol y magnífica temperatura que hacen las delicias del bichito y las penurias de la ciudadanía. Si ayer decíamos que lo peor del drama es el desconocimiento de la fecha de caducidad, con esta climatología vamos a ver cuándo acaba. Y en el meollo de la cuestión, la incompetencia del mandarinato que nos ha tocado en desgracia. Una incompetencia que puede eternizar este martirio para demostración palmaria de que hoy España es más diferente, muchísimo más.
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