La ciudad y los días

Carlos Colón

Coalición de regreso

EL Ayuntamiento admitió -se informaba ayer en este periódico- que no midió la altura del alumbrado navideño de la avenida de Felipe II o lo hizo de forma errónea, de manera que hasta tres carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos no pudieron sortear las luces de Navidad". Algo es algo. También podría hacer admitido que el alumbrado navideño de este año ha sido una mý por su cicatería, fealdad y catetería. Aunque hay que reconocer, porque no todo deben ser críticas y algo han de hacer bien, que el alumbrado ha sido ejemplarmente coherente con la Sevilla que están haciendo estos socios de progreso que ahora se tiran los trastos a la cabeza por lo del enganche de varias carrozas en las escuálidas iluminaciones de la Navidad (para la Sevilla reaccionaria) o del solsticio de invierno (para la Sevilla de progreso); especialmente la de don Francisco Fernández, que protagonizó el chascarrillo por todos comentado de que el responsable municipal de movilidad se quedara inmovilizado, entrando en el panteón de la Sevilla loca en la que los cojos eran maestros de baile, los videntes eran ciegos y los mudos vitoreaban a la Esperanza de Triana.

Decía que es de alabar la sinceridad y coherencia con que la mý del alumbrado navideño o invernal solsticiero que hemos padecido este año hace juego con la mý de ciudad que -de la calle San Fernando a la Alameda, pasando por la Alfalfa, la plaza del Pan y la Encarnación- nos están dejando, como una indeseable herencia de dureza, zafiedad, fealdad, cateto entendimiento de lo moderno, falta de respeto patrimonial y degradación de principios tan positivos como el de la peatonalización, estos señores de la coalición autodenominada de progreso (otra broma, como la de la inmovilidad del responsable de movilidad, porque más que de progreso es de regreso a la barbarie de los años 60 y 70). Es lo que se corresponde al horror de la Alameda, a la grosería de la Puerta de Jerez, a la burla de la plaza del Pan y de la Alfalfa (ojo, que tras la Semana Santa le toca a la plaza del Salvador), del despilfarro del Metrocentro, del atentado de las catenarias o de la dureza totalitaria de la gris y plana Avenida neo escurialense que, más que constitucional, parece haber sido devuelta a su antiguo espíritu joseantoniano.

Pero esto no lo admitirán, como han hecho con el error que dejó en foto fija la Cabalgata. Pasarán muchos años antes de que un Ayuntamiento sensato pueda asumir la gravosa tarea de deshacer, en la medida que se pueda, las barbaridades que la "coalición de regreso" ha cometido, comete y cometerá en estos años negros para Sevilla.

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