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Crónica personal

Pilar Cernuda

Coherencia

ESTÁ bien potenciar la actividad política, lanzar mensajes atractivos y arremeter contra el adversario, pero a los dirigentes políticos hay que exigirles un minimo de coherencia, y más cuando se trata del presidente del Gobierno. Ha ido al Parlamento europeo a expresar su posición sobre el futuro del Tratado de la Unión. El problema es que Zapatero había sido invitado hace muchos meses, pero declinó la invitación. Acude ahora porque electoralmente le viene muy bien la foto en la Eurocámara, pero su posición sobre el futuro del Tratado es irrelevante... porque ya se decidió en la última cumbre europea. Era antes cuando importaba que expresara ante el Parlamento europeo la postura española, no ahora.

El embajador español ante la UE intentó que no hubiera debate posterior a la intervención de Zapatero, pero fue inútil, es algo que sólo se aplica a los jefes de Estado; los de Gobierno deben responder a las preguntas que formulen los portavoces. En cualquier caso, más que la intervención plenaria, lo que interesaba a Zapatero era la recepción a los funcionarios españoles en la embajada. En ese chauchau cómodo era donde podría pronunciar más cómodamente las frases de titular, las dedicadas a su europeísmo sin fisuras.

Falta coherencia. No se puede ir al Parlamento europeo fuera de plazo y fuera del horario habitual de trabajo dando a entender que la política europea es de máxima relevancia. Pero falta coherencia también en otros campos. Por ejemplo, es inaudito seguir defendiendo la gestión de una ministra cuando para salvar su reprobación parlamentaria ha sido necesario acudir al voto de la vergüenza, el voto de dos tránsfugas. Y falta coherencia cuando se organiza todo un montaje político-periodístico para poner el acento en el interés del presidente en la defensa de la naturaleza y se colocan unos paneles solares en la Moncloa... donde ya existían paneles solares colocados por el presidente anterior. Y, peor, sus colaboradores organizan el acto precisamente el día que tanto la Unión Europea como Naciones Unidas advierten a España que es el país de la UE con mayor índice de contaminación y es también, junto a Portugal, el que menos cumple el protocolo de Kioto.

De nada sirven las alharacas del encuentro con Clinton insistiendo en la preocupación del Gobierno español y de su presidente por las cuestiones relacionadas con el cambio climático, cuando recibimos suspenso de los organismos internacionales. Por no hablar de que los elogios de Clinton estuvieron provocados sobre todo por la generosidad de Zapatero hacia su fundación, a la que ha prometido varios millones de euros para que el ex presidente continúe su labor como impulsor de medidas e investigaciones que palíen los efectos negativos del cambio climático.

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