La esquina

José Aguilar

Colapso en Urgencias

LAS Urgencias hospitalarias es lo que peor funciona del sistema sanitario español. Se ve de vez en cuando, en las imágenes de enfermos en los pasillos y las salas de espera atestadas, pero los que tienen que acudir a ellas y sus familiares lo padecen cada día. Cualquier lector que haya estado allí puede contar y no acabar.

Seguro que la Administración debería hacer más en materia de organización y distribución de sus recursos materiales y humanos para que Urgencias no sea el patito feo de una sanidad por lo demás moderna y eficiente, aparte de universal (que es lo más importante). Pero también los ciudadanos tenemos parte de responsabilidad en este estado de cosas. Lo que pasa es que es más fácil echarle la culpa a ministerios y consejerías que al noble pueblo español.

Que será noble, sí, pero también corto de educación sanitaria y, muchas veces, de educación a secas. Vayamos a la sanitaria. De cada diez españoles que acuden a las Urgencias de los hospitales seis lo hacen con patologías que pueden ser perfectamente tratables en los centros de atención primaria o en los propios servicios de urgencias de dicho nivel, según datos facilitados por el secretario general del Ministerio de Sanidad, el cordobés José Martínez Olmos. Al llegar aquí muchos lectores se dirán: ah, pero ¿existen urgencias ambulatorias? Pues sí. Lo que ocurre es que se utilizan tan poco (menos de una vez por año por cada afiliado a la Seguridad Social) que se duda de su propia existencia.

De modo que las Urgencias se colapsan y sus trabajadores no dan abasto porque los usuarios tienden a visitarlas directamente, sin pasar por el filtro de los ambulatorios donde muchos de ellos, probablemente la mayoría, podrían ser atendidos sin peligro para su salud. También, a decir verdad, porque las citas con especialistas tardan más de lo que cada enfermo considera aceptable para la gravedad que subjetivamente se atribuye. Ancianos y niños son llevados a Urgencias con más asiduidad de la debida, ya que se conoce que su estado de salud es más frágil y no pueden esperar al funcionamiento ordinario del sistema. Las colas que se quieren evitar en los centros de atención primaria se multiplican en las Urgencias hospitalarias.

En 1997 hubo 17,9 millones de visitas a Urgencias, y en 2009, 26 millones. Eso significa que de cada dos habitantes de España uno va a urgencias cada año. Es impensable que veintiséis millones de españoles sufran en un año dolores, accidentes, ataques y otras patologías que exijan tratamiento tan urgente. Tampoco se puede afirmar que vayan por gusto. No van por gusto, pero sí, muchos de ellos, por ignorancia, miedo irracional, ejercicio abusivo de derechos, obsesión por la salud... y porque es gratis. Por eso se colapsan.

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