Colombia, el coste de la paz a una guerra del pasado

MÁS de 22.000 muertos y 52 años de enfrentamientos es el balance de la guerra que han sostenido los gobiernos colombianos contra la guerrilla de las FARC; por eso, aunque el coste a pagar por los ciudadanos de este país va a ser muy alto, mayor sería la perpetuación de un conflicto que sólo en 2013, por citar una fecha cercana, se llevó 430 vidas. De las concesiones hechas a la guerrilla, la que más rechazo provoca en la población es la incorporación de los combatientes a la vida política. No sólo se permite su presentación a las elecciones, sino que tendrán 10 escaños asegurados, directos, en las próximas legislaturas. La amnistía para los delitos, que es casi imprescindible en procesos bélicos que no concluyen en una rendición, no ha provocado tanto malestar como que algunos guerrilleros se sienten tal cual en la Cámara colombiana. Sin embargo, todo apunta a que una mayoría de colombianos prefiere el fin del proceso en estas condiciones, aunque quien se opone es un político tan popular como el ex presidente Álvaro Uribe. Éste y su sucesor, Juan Manuel Santos, se encuentran enfrentados, sin opciones de llegar a un consenso y es posible que, en el futuro, los uribistas accedan a la Presidencia del país. Es un arreglo justo, sin embargo, que sean los colombianos los que decidan sobre ello en un referéndum que se celebrará el 2 de octubre. Se abre camino a la paz, aunque con un alto coste moral. A cambio de ello, las Farc, que han logrado mantener una parte del territorio colombiano bajo su mando durante medio siglo, han proclamado el alto el fuego y entregarán todas las armas. En Colombia aún quedan grupos armados, aunque la mayor parte están ligados al narcotráfico. Otras guerrillas, como el FLN, están a punto de comenzar las negociaciones. Esta ha sido una guerra del pasado, un precio doloroso de un mundo dividido entre dos grandes potencias, EEUU y la URSS, y en el que Cuba insufló apoyos como representante de una de éstas en el continente americano. Quizás porque las causas hayan desaparecido ha sido posible esta paz, aunque también demuestra que hasta los conflictos más enquistados tienen una solución cuando hay una voluntad compartida en el panorama internacional. En este asunto se han involucrado EEUU, Cuba, Venezuela y el Vaticano. Colombia es uno de los grandes países latinoamericanos, la derrota del narcoterrorismo liberó la vocación emprendedora de sus empresarios y ahora tiene por delante nuevas décadas para alcanzar un futuro estable y esperanzador.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios