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Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Cómodas mentiras

Llegó Vox al Ayuntamiento avisando de sus "verdades incómodas". ¿Pero no serán cómodas mentiras?

La Corporación Municipal se subió el sueldo el viernes pasado. Cualquier cosa que se dijera en contra tendría el éxito asegurado más allá de la Plaza Nueva (incluso dentro del edificio del Ayuntamiento). Albert Camus: "No es difícil tener éxito, lo difícil es merecerlo". Pero vivimos en una ciudad a la que la frase del Nobel francés le viene al pelo. Aquí no hay fracasos. Aquí todos triunfamos. Aquí todo tiene éxito. Hasta el muermo. ¡Magnífico lo tuyo, querido!

De manera que la crítica de la portavoz municipal de Vox, Cristina Peláez, al incremento salarial de los concejales obtuvo el aplauso espontáneo e inmediato en buena parte del respetable, hasta de quienes la noche del 26-M no la eligieron a ella, que se presentó para ser alcaldesa de Sevilla. Dijo la edil Peláez en el Pleno: "Cómo va a ir ahora a los barrios humildes si su prioridad es subirse el sueldo". Se refería, claro, al alcalde, Juan Espadas [acotación: socialista]. Reacciones a bote pronto oídas en las inmediaciones: "¡Cuánta razón lleva!", "¡Ha dicho una verdad como un templo!". Y otras de estilo similar...

Peláez ya había avisado en otro Pleno, el de la constitución de la Corporación, el primero tras las elecciones municipales, de que han llegado al Ayuntamiento los de Vox para decir "verdades incómodas". ¿Pero no serán cómodas mentiras? ¿O rentabilísimas verdades a medias? Nada de esto es complicado desde las posiciones que ha tomado como un tabardillo el partido de ED en las instituciones, incluidos los ayuntamientos en los que su representación puede parecer testimonial: tienen voz, pues allá que van. Desde su apariencia de aficionados sin malear, alardean y presumen de incorrección política -ojo: incorrección política de extrema derecha, no se confundan, que con estos no se puede ser incorrectocon sus preceptos, costumbres y creencias ¿los imaginan gobernando, nos dejarían ser incorrectos a los demás, cuánta de esa incorrección no sería convertida de inmediato en delito?- y se jactan de soltarnos a los cuatro vientos las verdades del barquero de Vox en un melodrama de topicazos jaleados por el Pueblo -su Pueblo-, eso que oye decir a Peláez lo del parné del alcalde -por cierto, el aumento también va para ella- y los barrios pobres y aplaude entusiasmado y exclama ¡Por fin! Ha llegado alguien que le espeta en su cara a la "élite política" que ha sonado su hora. Se presenta como novedoso aunque el olor a naftalina que desprende tira para atrás y usa un lenguaje -lo dicho- exitoso porque sabe de antemano que es eso y no otra cosa lo que quiere ser escuchado y por lo tanto es aceptado y asumido aunque sea inexacto, falso. Una mentira -como esa de que hay "bandas comunistas" hostigando a los vecinos de la Macarena- muy cómoda y rentable. Y tan a gusto.

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