CERRADOS los chiringuitos se incrementan las colas ante la ventanilla del Inem. El pan nuestro de cada año desde que asomó aquella desaceleración que fue a convertirse en la crisis más lacerante que jamás vieron estos ojos que ha de comerse la tierra. Mientras a la autoridad vigente se le llena la boca proclamando el fin de la crisis, la crisis continúa atacando y acertando en la diana, en el corazón de esta sociedad que asiste estupefacta a un tiempo que jamás creímos que pudiera reaparecer. Más parados así que acabó la falsa visión de la recuperación veraniega. Situación enmascarada por esos negocios veraniegos de copas y tapas a la orilla del mar o en las noches urbanitas en que cualquier cosa vale menos quedarse en casa. Y lo más doloroso es oír a esos mandarines que quieren que comulguemos con la piedra de molino de una recuperación falsa.
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