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Visto y oído

Antonio / Sempere

Conexión

PUES llámenle delirios de grandeza o algo de ensoñación infantil. Aunque para mí que tuvo de hartazgo y rebeldía. El caso es que yo lo hice. Convertí el salón de casa en un híbrido entre plató televisivo y estudio radiofónico. Con las tarifas planas a los teléfonos fijos, desde cualquier domicilio se pueden mantener conversaciones larguísimas sin pagar un céntimo más en las habituales facturas mensuales. Y otro tanto se puede decir de Internet.

Por lo que harto de los espacios televisivos con contenidos vacuos, de los Españas directo que ni me iban ni me venían, de esas recetas de cocina, de lo cretino de algunas conexiones, decidí que antes de que acabara él año yo mismo realizaría mis magazines de andar por casa.

Con mis invitados, mi escaleta y mis tertulias. Confrontando a unos invitados con otros en un espacio multimedia. Apurando las posibilidades del manos libres y de Internet con los fragmentos del Youtube y la tele a la carta. Y empecé la ronda de llamadas. Los amigos, los invitados, no sabían que formaban parte de un suculento menú, pero se encontraron muy cómodos. Cada cual tendrá sus agendas. La mía, lógicamente, pasaba por las gentes del mundo del cine y de los medios. Realicé mis particulares balances del año cinematográfico y televisivo con gente con criterio. Emulando a mis presentadores favoritos.

Encabezando con un "don" las intervenciones, ese "don" cariñoso con el que se obsequia a los amigos de confianza. La verdad es que fue una pena que todo quedara en casa. Nadie más disfrutó de la conversaciones. Y mira que humildemente me parecieron mucho más interesantes de las que a veces nos toca padecer en los medios. Pero como mecanismo de defensa fue muy eficaz. ¿No nos gusta lo que nos ofrecen? Pues a inventar se ha dicho.

Feliz 2009.

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