JUAN Ramón Quintás no es sospechoso de ser alguien que quiera perjudicar a las cajas de ahorros. Es el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros. Cuando se le ha preguntado sobre la denuncia interpuesta por Cajasol contra el ex presidente de El Monte, Bueno Lidón, el ex director del grupo empresarial de El Monte y los responsables de varias sociedades, a raíz de las irregularidades avistadas por el Banco de España hace dos años, Quintás ha dado una definición que merece ser enmarcada: "Cuando surge un problema, hay una probabilidad muy alta de que se descubra". Lógico, de nada sirve ponerle puertas al campo y zancadillas a la información.

Bien hace la dirección de Cajasol en ir a los tribunales si la entidad ha sufrido un daño patrimonial cifrado en 23,4 millones de euros. Más vale tarde que nunca. Es hipócrita que los partidos políticos se rasguen las vestiduras, haciéndose los nuevos como si no conocieran desde antaño ciertos tejemanejes de la era Bueno Lidón. Él presidía un consejo de administración del que eran miembros, entre otros, dirigentes del PP como Ricardo Tarno, Francisco Pérez Guerrero y Matías Conde, y por el PSOE Mario Jiménez, José Juan Díaz Trillo, Francisco Pérez Moreno y José Cejudo. De consejero se obtiene un magnífico sobresueldo. La fusión obra el milagro de que Cajasol tenga un consejo ¡con 40 miembros! para meter a todos los de las cajas precedentes. Admirable, todos son imprescindibles. Dicen que en el consejo "están todos a una y con los deberes hechos" para apoyar las auditorías y la depuración de responsabilidades. ¿Y por qué no lo hicieron antes? ¿Tan torpes son que tienen que enterarse por el Banco de España de lo que a ellos les compete?

Arenas, en campaña, exige "apertura de una investigación a fondo". Demagogia. Su compañero Ricardo Tarno ha ascendido de vocal a secretario del nuevo consejo de administración. Entre mitin y mitin, puede repetirle todo lo que sabe.