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Carlos Colón

Conspiración contra los astrónomos

LO siento por Impey Barbicane, el presidente del Baltimore Gun-Club de De la Tierra a la Luna de Julio Verne. Lo siento por los astrónomos vestidos como magos de El viaje a la Luna de Georges Méliès. Lo siento por el astrónomo Ogilvy de H. G. Wells, que ya no podrá observar las explosiones en la superficie de Marte que anuncian la guerra de los mundos. Lo siento por todos los astrónomos -y hasta por los astrólogos, porque según la inmortal frase de Sánchez Monteseirín la astronomía y la astrología son lo mismo- que por culpa de las iluminaciones navideñas no podrán estudiar el cielo hasta que pasen estas anticientíficas y antiastronómicas fiestas.

No es una broma, como ustedes ya sabrán, sino una circular emitida por la Junta de Andalucía y firmada por el director general de Cambio Climático y Medio Ambiente Urbano, en la que se acusa a las iluminaciones navideñas de "dificultar las investigaciones astronómicas, causar graves alteraciones a los ecosistemas y provocar daños en la salud".

Como todo el mundo sabe y sus actos demuestran, la Junta de Andalucía pone la ciencia por encima de todo y tiene a Kant como su fuente de inspiración ética y estética. Hasta el punto que se dice que sus altos cargos se saben ¿Qué es Ilustración? de memoria; y que cuando nadie los ve se ponen blancas pelucas empolvadas para asemejarse más al genio de Königsberg.

Por eso el citado director general escribe Navidad con minúscula y la define como una fiesta "vinculada a viejas tradiciones folclóricas, gastronómicas y musicales". Hombre tolerante, ha tenido la delicadeza de escribir "tradiciones folclóricas" en vez de "supersticiones". Hombre progresista, ha ignorado el origen cristiano de esas tradiciones. Un prodigio de equilibrio, de ponderación y de perspicacia.

Gracias a esta perspicacia no se le ha escapado que el boicot de las iluminaciones navideñas a las investigaciones astronómicas es un episodio más en la lucha entre la irracionalidad anticientífica de los cristianos y la astronomía que llevó al proceso y la condena de Galileo. Hoy la Iglesia no se atrevería a sentar a los astrónomos en el banquillo, ni la dejarían. Por eso los cristianos han ideado el truco de las luces navideñas.

¿Qué ya no pueden procesar a los astrónomos? Pues les apagan el cielo -y utilizo las palabras del director general- con esta "intrusión lumínica" gracias a la que "el aumento del brillo del cielo nocturno debido a este exceso de iluminación dificulta las investigaciones astronómicas". Afortunadamente no han podido engañar a la Junta de Andalucía, guardiana de la Ciencia y Centinela del Progreso.

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