TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

Contagiados ilustres

La privacidad se olvida en las enfermedades. A unos les gusta contarlo, porque les ayuda, pero a otros no

Las vacaciones de Navidad comenzaron con el futuro alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y el presidente de la Diputación Provincial, Fernando Rodríguez Villalobos, confinados tras dar positivo en las pruebas de coronavirus. Se unían así a los políticos que han sufrido la enfermedad o han guardado cuarentena por ser contactos estrechos. Si repasamos la lista de políticos sevillanos y andaluces contagiados, nos encontramos a muchos del PSOE y del PP, pero también de los demás partidos. En la mayoría de los casos no se ha respetado la privacidad, quizá porque son personajes públicos. La privacidad se olvida en las enfermedades. A unos enfermos les gusta contarlo, porque les ayuda a superarlo, pero a otros no, porque también puede causar perjuicios psicológicos y hasta económicos.

Muñoz y Villalobos están siguiendo los protocolos. Lo mismo sucedió con otros políticos que se contagiaron. Algunos lo pasaron mal, como la ex vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, que fue hospitalizada, pero la mayoría han superado el Covid con síntomas leves y sin secuelas, que sepamos. La profesión del político les obliga a frecuentar el rebaño, actividad esencial o no, que llevará a casi todos a la inmunidad, antes o después.

Otros casos que llaman la atención en el fin de año son los de futbolistas. En los primeros tiempos del confinamiento suspendieron las competiciones y después jugaron sin público. Con las vacunas, parecía que los futbolistas y los espectadores volvían a la normalidad. Sin embargo, en las plantillas del Sevilla y el Betis, como en las del Real Madrid y el Barcelona y casi todas las del fútbol profesional, vuelven a proliferar los contagios. Mientras en países europeos con Ligas de primer nivel, como Alemania, evitan los espectadores en los estadios; o se lo están planteando seriamente, como en Inglaterra. En España ya han suspendido partidos en diversas categorías, pero hay reticencia y resistencia a jugar a puerta cerrada. Vimos llenos y grandes aglomeraciones en el Benito Villamarín, el Sánchez Pizjuán y otros estadios en las semanas previas a la sexta ola. ¿Han contribuido a subir los contagios? Por si acaso, van a reducir el aforo al 75%.

Los futbolistas de élite pasan la enfermedad con síntomas leves. Y les han aplicado un protocolo específico, más benevolente que el de los ciudadanos en general. Parece que viven en otra galaxia, la de los galácticos, y a la manera de Superman. Ómicron es contagiosa, pero menos grave que las variantes previas. Y esa idea no ayuda a frenar los contagios. Sálvese el que pueda, aunque sea político o futbolista.

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