La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Conventos muertos

Que conventos históricos sean convertidos en "contenedores de cultura" o vendidos es una mala noticia

El Ayuntamiento aprueba dineros para restaurar el antiguo convento de Santa Clara. Creo que se cometió un gigantesco error en las operaciones de canje de San Telmo por el nuevo Seminario y la Casa Sacerdotal, además de la construcción de nuevas parroquias, y en la cesión de Santa Clara al Ayuntamiento. El convento de Santa Clara, fundado en 1289, era el segundo más antiguo de Sevilla tras el vecino de San Clemente. Si en vez de construir el nuevo Seminario y la Casa Sacerdotal los dineros obtenidos por el canje de San Telmo se hubieran invertido en Santa Clara, el histórico convento hubiera podido albergar ambos usos sin perder su ocho veces centenaria función religiosa; y su maravillosa iglesia hubiera podido seguir dedicada al culto. En vez de eso, y tras jugarse con la idea de instalar allí el museo de la ciudad, se optó por convertirlo en un "contenedor cultural" -la poco delicada expresión es la usada por el Ayuntamiento- y someterlo a restauraciones como mínimo dudosas.

Ni la Iglesia puede sostener con sus solos recursos su inmenso patrimonio ni puede ignorarse el declive de la clausura. Y si no hay ni dineros ni monjas, nada puede hacerse. Ayer también se sabía que la Comunidad Concepcionista Franciscana ha puesto en venta el convento de la Concepción de Carmona, fundado en 1510 y declarado Monumento Histórico Artístico. ¡Qué se le va a hacer! Pero la decisión de desprenderse de edificios religiosos solo debería tomarse cuando se han agotado todas las posibilidades para aunar restauración, conservación y mantenimiento de su uso originario.

Lo idóneo en el caso de un convento de clausura es que lo siga siendo y que las obras de arte que alberga permanezcan en su lugar. En el caso de que fuera imposible mantener este uso lo aconsejable sería darle otro de carácter religioso que al menos respetara su centenaria dedicación y mantuviera el culto en su iglesia. En Santa Clara esta segunda opción se desechó erróneamente y el edificio, mal o bien restaurado, se convirtió en un ejemplo de arquitectura zombi: belleza dañada y muerta.

Un ejemplo positivo es lo que, gracias a las gestiones del profesor Javier Rodríguez Barberán, están haciendo la Fundación Annenberg y la World Monuments Fund: financiar a través de un acuerdo con el Arzobispado la restauración de la portada de una Santa Paula, que seguirá siendo casa conventual de oración, meditación, silencio y culto.

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