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La tribuna

francisco J. Ferraro

Corea y España, cambio de papeles en los astilleros

EL pasado 26 de abril este mismo periódico abría sus páginas de economía con la noticia Navantia inicia la construcción del primer petrolero en casi dos décadas, a lo que seguirán otros tres para la naviera del Grupo Ibaizábal y se negocian dos barcos más. La noticia es alentadora para el entorno de la Bahía de Cádiz tan dependiente tradicionalmente de la industria naval, y así lo enfatizó el presidente de Navantia al señalar que vuelven a ser el "motor del crecimiento económico" de Cádiz. También se nos informaba de que se inicia el montaje del primero de los cuatro buques que generarán un empleo de unos 3.100 puestos de trabajo, aunque parte de ellos se desarrollarían en los astilleros de El Ferrol y más de la mitad serían "inducidos".

Al acto del primer corte de chapa asistió el delegado del Gobierno, pero ninguna autoridad en representación de la Junta de Andalucía ni de los municipios de la Bahía de Cádiz, pero lo que sí resultó significativa fue la asistencia del embajador de Corea del Sur y el presidente de DSEC, división de ingeniería del astillero coreano Daewoo, que participará en la construcción, lo que no deja de ser curioso, pues hace unos años se esgrimía que la crisis del sector naval se debía, entre otros factores, a la dura competencia de los astilleros coreanos, competencia que algunos calificaban de "dumping social" por basarse en bajos costes salariales. Debería ser cierto porque los datos normalizados disponibles de 2001 nos informan que los salarios medios de Corea del Sur eran de 18.112 euros anuales frente a los 26.027 de España, y el salario mínimo interprofesional de 318 euros mensuales en Corea por 496 en España.

Pero lo paradójico es que la competencia de antaño se haya convertido en una colaboración un tanto singular, pues como especificaba la noticia, la empresa de ingeniería naval coreana "aporta todo el diseño y su cadena logística y de suministro, y su experiencia en la construcción de este tipo de buques". Expertos de la construcción naval me confirman que todo el trabajo cualificado, el de mayor valor añadido y, por tanto, el que genera mayores salarios y beneficios, sería desarrollado por la empresa coreana, mientras que en Puerto Real el trabajo que se realizaría sería fundamentalmente de soldadura y montaje.

Sin duda la noticia es importante porque el nuevo trabajo puede aliviar el desempleo en la Bahía de Cádiz, pero también es importante reflexionar sobre como un país como España, que fue una potencia mundial en la construcción naval hace unas décadas, y la Bahía de Cádiz, en la que se construyó uno de los astilleros con más capacidad del mundo, queden ahora para tareas escasamente cualificadas dependiendo de la ingeniería y de la capacidad tecnológica de un país como Corea.

El cambio de papel de España ha venido determinado por la devaluación interna que está permitiendo que, a falta de mejoras tecnológicas, compitamos en costes laborales y en infraestructuras productivas infrautilizadas. De hecho, las diferencias salariales se han invertido, pues en 2014 Corea nos superaba en salario medio (28.453 euros frente a 26.259 en España), aunque el salario mínimo interprofesional seguía siendo algo más reducido en Corea del Sur. Esta evolución de los salarios se corresponde con el avance desigual de las economías, pues si en 1990 el PIB por habitante español duplicaba al coreano, en 2014 éste superaba al español en un 5,9%.

Es evidente que la evolución productiva ha sido diferente en ambos países en muchos aspectos. Entre ellos merecen destacarse algunos rasgos institucionales directamente vinculados con el desigual crecimiento de la productividad: por una parte, un sector público más liviano en Corea del Sur (un gasto público del 20,8% del PIB frente al 43,3% en España), lo que no impide políticas más favorables en educación (tanto en términos de gasto público, como de los resultados del PISA) y en innovación (Corea triplica el gasto en I+D), y mayores facilidades para la actividad empresarial (puesto 4º en el ranking Doing Business frente al 33º de España). Pero tal vez sean en los aspectos relativos al mercado de trabajo donde las diferencias son más explicativas, porque frente al "empleo de calidad" que los sindicatos españoles exigieron con múltiples huelgas en el sector naval, identificándolo con empleos seguros, altos salarios, escasos incentivos a la productividad y menos horas de trabajo, en Corea del Sur se optó por la cualificación de la actividad y del trabajo a medio plazo (flexibilidad, incentivos a la productividad y formación).

La resultante es que Corea ha pasado en 25 años de tener un peso económico la mitad que el español a superarnos en PIB, que su balanza comercial sea ampliamente superavitaria, mientras que la española es deficitaria y que la tasa de paro de Corea sea del 4,1% frente al 21% de España. Algo deberíamos aprender de esta experiencia.

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