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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Crónica personal

Pilar / cernuda /

La Corona

LA Corona es la principal afectada por la imputación de la infanta Cristina. La institución está en entredicho, la Monarquía puesta en cuestión por quienes llevan ya mucho tiempo cuestionándola por razones ideológicas -en su derecho están a hacerlo- y también por quienes la atacan con métodos no democráticos, y no hace falta hurgar excesivamente en la memoria para recordar episodios que, de haberse producido contra movimientos o personalidades de izquierda, habrían provocado una auténtica convulsión social.

El annus horribilis del rey Juan Carlos llega a su punto de máxima tensión con la imputación de la Infanta que, si hiere profundamente a la Familia Real en el plano personal, afectivo, provoca una gran inquietud en el Rey y el Príncipe -actual jefe de Estado, futuro Jefe de Estado- por lo que supone de deterioro de la imagen de la Corona. No deja de ser inquietante que un buen número de políticos, al conocer el auto de imputación del juez Castro, hayan insistido en la necesidad de que el Rey no presione a quienes están obligados a hacer su trabajo aunque sea una infanta de España la que debe presentarse ante un juez para prestar declaración. Declaraciones que indican ignorancia respecto al absoluto respeto que ha mantenido don Juan Carlos estos meses respecto a las actuaciones de jueces y fiscales; por no decir que indican mala fe y realizan esas declaraciones precisamente para dar a entender que el Rey ha tratado de favorecer a su hija.

Es evidente que Iñaki Urdangarín ha utilizado su posición para potenciar sus empresas, y en su momento los jueces dictaminarán si además ha cometido delitos fiscales o prevaricación. Pero es evidente también que su ex socio pretende ponerle en una situación límite, pensando quizá que si alguien siente la tentación de salvarle se salvaría también un Diego Torres que ha actuado de forma miserable, utilizando correos a conveniencia y amenazando ahora con publicar algunos de tipo estrictamente privado que pondrían en riesgo la estabilidad del matrimonio Urdangarín. Cuesta creer que alguien con criterio se haya asociado con una persona de tal perversidad.

La infanta Cristina dispondrá de un abogado distinto del de su marido. Probablemente aconsejada por sus padres, que quieren la mejor defensa para su hija. Independientemente de los sentimientos, lo que más importa al Rey y a quienes están convencidos de que la Corona es un bien para España a pesar de los errores cometidos, es que la delicada situación de la hija del Rey no provoque un deterioro irreversible de la Monarquía.

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