Visto y oído

Antonio / Sempere

Coste cero

SE podrán decir muchas cosas de La 2, pero nunca que nos está saliendo cara. Basta asomarse a la parrilla de su programación para constatar que casi todo lo que emite procede del archivo. Inventariando todos los espacios que emite a lo largo de 24 horas diarias, resulta sorprendente comprobar cómo, en una semana con esta última de julio, salvo los quince minutos de La 2 noticias y el correspondiente Saber y ganar de las sobremesas, donde podemos ver las tablas que tiene antes las cámaras el apreciado Antonio Teruel, todo es repetición. Coste cero. Sean las rutas del románico, los programas culinarios, los documentales de naturaleza o los de viajes que nos trasladan a paraísos lejanos o cercanos. Todo es un bucle emitido no dos ni tres, sino muchísimas veces.

Afortunadamente, hay tres revistas culturales que de momento no han tomado vacaciones. El teatro, el cine y la música clásica están en buenas manos. Arantxa Vela (Mi reino por un caballo), Gerardo Sánchez (Días de cine) y Benjamín Núñez (Programa de mano) siguen al pie del cañón, estrenando entregas. No así tantos otros programas como Palabra por palabra, Para todos La 2, El club del Pizzicato, La noche temática, que echan mano de sus entregas grabadas con ropa de invierno.

O los largos documentales, magníficos, que se repiten una y otra vez: Hécuba, El pollo, el pez y el cangrejo real, Gala, Las cajas españolas. Y las cuatro estupendas películas del prime time, que me evocan a los cines alicantinos donde las vi. Los cines Ana, que todavía sobreviven, pero también el Casablanca o el Vistahermosa, ya desaparecidos. Sintonizar con La 2, entre otras motivaciones, también sirve como pasaporte para viajar a través del tiempo.

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