Desconozco las causas y bien que lo siento, pero tiene el por siempre y para siempre Real Betis Balompié la rara habilidad de hacer que sus andanadas tengan efecto boomerang. No siempre, claro que no, pero no sé si es porque la bicefalia que lo rige ha hecho metástasis para que abunden los portavoces. Hay veces en que es mejor estar calladito y no porque así estés más guapo, sino porque un mínimo de masa gris así lo aconseja.

Se escribía en esta parcela el otro día elogiando la postura del presidente del Getafe con la que paliar el efecto de la pandemia en sus abonados. La calificaba de monumental pase de pecho lo de regalarle el abono del próximo curso a los de éste como compensación a lo que dejarán de ver in situ. Y ante una medida tan popular, incluso populista, un consejero del Betis ha saltado calificando a Ángel Torres de algo así como un esquirol sin sentido corporativista.

Veo como una supina torpeza la reacción de Ramón Alarcón, el hijo estimado de un querido y viejo compañero, ante esa generosa decisión del dirigente getafense. Una torpeza que roza la imagen de un club que había sido un ejemplo de solidaridad al no apelar a las arcas del Estado como paliativo al drama. La medida de Torres puede tener mucho de brindis al sol, ya que el número de abonados del Getafe cabe en una berlina comparado con la mayoría de competidores, pero...

Los brindis al sol suelen repercutir en la sensibilidad del tendido, por lo que no conviene rebatirlos. Es una torpeza que bien podría haber evitado la autoridad competente, sobre todo para evitar que los desafectos a la causa la conviertan en fuego graneado contra el enemigo. En este Betis que tan bien funciona como club y que tan modélico comportamiento ha mostrado en el drama que vivimos sobran voces igual que a veces se echan en faltan otras, las esperadas.