EN capítulos anteriores dejamos a la princesa de Vulgaria con ganitas de convertirse en líder de los descamisetados y, con un pecho operado al aire, dispuesta a enarbolar la bandera para erigirse en la libertad guiando al pueblo catódico. Todos la animaban, pero la carrera política tendrá que esperar. Como la solución a la crisis. La actualidad ha arrollado por la espalda, y por las sienes, a nuestra heroína de San Blas y ha surgido un personaje que asegura ser la amante del consorte, el camarero esposo de la vociferante madre del pollo. Impacto a la mandíbula principesca. Defcon 1. El río baja revuelto en forma de billetes de todos los colores y en los despachos se oyen gemidos de placer.

No me digan que esta sinopsis está a punto de caramelo para que Televisa la convierta en un arrayán que terminara arramblándose un día de estos en las sobremesas de Canal Sur (o en las mañanas de La Sexta 2). Cuando habíamos decidido dejar de interesarnos por la estrellada de Sálvame y descansar de sus exabruptos durante unas semanas, el bullicioso magma de la TDR, la Televisión Digital Rupestre, nos genera otro escupitajo de hechos y declaraciones para destilar un nuevo capítulo de culebrón chungo.

La princesa está triste. Y más cabreada que un mico de Frank de la Jungla. Antena 3, en esa guerra sin cuartel que vive contra Telecinco, ha dado cancha a la amante. Y, qué casualidad, las declaraciones se hicieron, en un programa producido por la estrella matinal de Telecinco, la que se quitó a la despechada porque la eclipsaba. Imaginen, por ejemplo, que al presidente del Gobierno le hicieran la cama en su propio partido.

El pueblo se ríe de la princesa. Ya decía Hobbes que el mecanismo de la risa se pone en movimiento cuando nos sentimos superiores. De eso hablan en Archivos Antología, un recomendable programa invisible que pueden pinchar en rtve.es.