Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Cuestión de confianza

Por primera vez acudimos a las urnas con los deberes de la alternancia hechos y habiendo visto otro Gobierno

El voto es un depósito de confianza a cuatro años vista y la forma más eficaz de participación política que nos henos dado los humanos para convivir entre nosotros y elevarnos a la categoría de ciudadanos. Pero es una participación por representación en la que delegamos la toma de decisiones que van a condicionar nuestro presente y nuestro futuro. Esa representación la confiamos a unas personas de las que sólo conocemos, en el mejor de los casos, lo que han hecho hasta ahora en su labor de representantes públicos y lo que nos dicen que van a hacer. Aun así ,y a falta de mejores mecanismos, el voto es la decisión más importante que tiene que adoptar un ciudadano en el orden político. Hoy los andaluces vamos a decidir qué 109 personas y en función de qué siglas y organizaciones sentamos en el Parlamento para que decidan por nosotros y hasta dentro de cuatro años esa delegación de responsabilidad no será revocable ni cuestionables.

La palabra clave para acudir hoy a las urnas y ejercer nuestra obligación de ciudadano es esa: confianza. Desde que empezó el sistema autonómico en tiempos de la Transición y hasta hace apenas cuatro años los andaluces decidimos colectivamente que los únicos que merecían ser nuestros gobernantes eran los socialistas. Lo hicimos con una reiteración sin paralelo con el resto del país: en todas las comunidades, con mayor o menor frecuencia, se había producido la alternancia. En 2018 hicimos lo mismo, darle la victoria al PSOE, pero el juego de mayorías parlamentarias provocó un vuelco inesperado y mandó a los socialistas a la oposición. Para lograrlo fue necesario que se unieran PP y Ciudadanos en el Gobierno y Vox como imprescindible apoyo parlamentario.

Estas son las primeras elecciones a las que vamos a acudir con los deberes de la alternancia hechos y habiendo visto gobernar con otras ideas y otros planteamientos. La cuestión que hay que dilucidar hoy es si ha merecido la pena. Si el mandato que le dieron los andaluces a Juanma Moreno ha respondido a las expectativas y, a pesar de las limitaciones impuestas por acontecimientos sobrevenidos como la pandemia, hemos visto otra forma de hacer las cosas que han redundado en mayores beneficios para los ciudadanos.

La pregunta clave es si se han puesto las bases, o por lo menos algunas bases, para que Andalucía vaya abandonando su eterno papel de furgón de cola del desarrollo español y de sus indicadores de bienestar. O si, por el contrario, seguimos donde estábamos y sin proyecto de salida. Las incógnitas por despejar no son menores. Aunque al final se trate, como siempre en una elección política, de una cuestión de confianza.

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