La crisis de Abengoa, que hasta hace no tanto era la empresa andaluza de mayor proyección internacional, se está convirtiendo en un culebrón sin final. La empresa alarga una y otra vez la decisión final sobre su viabilidad para presionar a la Junta para que aporte 20 millones de un rescate cifrado en 500, una operación que cada vez tiene menos visos de concretarse. Mientras tanto, los accionistas minoritarios han logrado forzar una junta general extraordinaria para destituir al actual consejo de administración, presidido por Gonzalo Urquijo. Una situación penosa para una empresa con la historia de Abengoa.

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