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Cultura, el primer error

Es chocante que la cultura andaluza no se merezca una consejería y la subordinen al turismo sin disimulo

Un nuevo gobierno dice mucho sobre las intenciones existentes. En la lista que dio Juanma Moreno el pasado lunes hubo algunas sorpresas, sobre todo en la distribución de las consejerías. Se suponía que la consejera sevillana Patricia del Pozo seguiría en Cultura y Patrimonio Artístico, pero ha sido cambiada a Desarrollo Educativo y Formación Profesional. Dicen que, en teoría, gana poder. Desde luego, lo que pierde poder es la cultura andaluza, porque la han arrebujado con el turismo y el deporte, que estaban asignados a otras consejerías. Resulta chocante que la cultura andaluza no se merezca una consejería propia y que la subordinen al turismo sin disimulo.

El nuevo consejero, Arturo Bernal, es un señor que además de trabajar en Málaga con Elías Bendodo, ha destacado por su labor al frente del Patronato de la Costa del Sol. No niego que estará muy bien para el turismo, pero ese nombramiento deja entrever aviesas intenciones por el flanco cultureta, que es de los más desprotegidos para la causa de los peperos. Como se ha visto cuando le han recordado al nuevo consejero una pamplina que escribió en Twitter sobre los premios Goya en 2018 y que después borró. Pero eso es lo de menos. Lo de más es que una Consejería de Cultura resulta necesaria en Andalucía.

Esta Consejería dispone incluso de un edificio, el Palacio de Altamira, que había quedado vinculado a la causa cultural. La fusión deja entrever que la cultura y el deporte son como dos marías para Juanma Moreno y su Gobierno. Es verdad que aquí siempre se habla de la sanidad y la educación, como si todo lo demás importara menos, pero se han perdido hasta las formas.

¿Y la Universidad? Está sobrevalorada. Le han dedicado una consejería completa a Universidades e Innovación, con José Carlos Gómez Villamandos, un ex rector al frente. Es habitual que algún rector universitario sea consejero, a pesar de lo cual todos los demás rectores que no se han colocado en la Junta seguirán protestando y pidiendo más dinero. Dedicar una consejería completa a la Universidad, que ya no es una fábrica de parados ni de cajeros y cajeras de supermercados, está bien en un gobierno pomposo y rumboso, pero menos bien si se han apretado otras consejerías para no tener 15 ó 20 consejeros.

La cultura interesa poco. Siendo positivos, podríamos decir que la mejor cultura es la que no está dirigida desde el poder, y se organiza con libertad y sin subvenciones. Fuera la burocracia. Viva la espontaneidad. ¿O no? Pedro Sánchez reparte bonos culturales de regalo y Juanma Moreno quiere fomentar las tesis doctorales.

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