DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

Culturetas

No veo yo a un arquitecto dejándose llamar cultureta sin arrugar el gesto, ¿verdad?

Mi yo regañón se enciende cuando, aunque sea con cariño, se llama así, culturetas, a quienes se dedican al mundo de la cultura, entendido -al menos por mí- en su acepción más amplia. No llego a considerar que un instituto de gastronomía sea exactamente la función de una administración cultural -como si Jaén no tuviera un patrimonio renacentista único ni un excelente centro de estudios ni tradición musical, por citar solamente alguna cosa- pero mi manga es ancha en cuanto a expresiones culturales y además este artículo no pretende entrar en ocurrencias que pretenden explicar el desprecio a la buena gestión. Culturetas se nos ha llamado a los que nos dedicamos a esa María que en raras ocasiones abre un informativo o es portada en un diario. Insisto en el carácter afable del apelativo, pero mosquea que ese mismo trato "afectuoso" no se aplique a los especialistas en leyes, ciencia, economía o, cielos, la política. Hay quien no se deja, claro está: no veo yo a un arquitecto dejándose llamar cultureta sin arrugar el gesto, ¿verdad?

Y, sin embargo, tengo cada vez más la impresión de que el debate real -el relato que dicen los que sí están en la actualidad de lo importante- reside más en la llamada cultura que en aquellos lugares donde se le supone. En un programa de entretenimiento (no informativo) he oído las reflexiones más sensatas sobre el género y el sexo -de fondo, los titulares y noticias en torno a la, actualmente en trámite, Ley Trans- en una entrevista con Judith Butler, bastante más interesante y no digamos aclaratoria que la enorme cantidad de disparates o lugares comunes, como mal menor, que solemos escuchar en boca de opinadores habituales. Siempre hay excepciones. Y en la clausura del Festival de cine europeo de Sevilla, al que han ido más jóvenes que nunca, se ha evidenciado que la naturaleza y temática de los filmes abundan en una realidad a la que el ruido, las declaraciones y hasta los improperios, han desalojado de la crónica oficial. Películas que tratan de la tensión de la convivencia entre diversos, de la precariedad laboral y social, de la fragilidad, de la pobreza, de las intolerancias, las frustraciones, de las superaciones de la adversidad, de amores no convencionales -¿algún amor lo es?- y de los miedos y esperanzas. Una película de las que llaman pequeñita -de menos de cien euros, como confesó su directora- Como ardilla en el agua, dirigida por la hija, Mayte Gómez, y protagonizada por la madre, Mayte Molina, nos habla de manera brillante de los desórdenes alimentarios y de la relación de las mujeres con su cuerpo. Ha tenido un premio, pero sobre todo lleno en las salas. Dicen que los jóvenes no leen periódicos ni siguen informativos. ¿Será que la realidad que les ocupa está en otra parte? A ver a quién hay que aplicarle el diminutivo, cariñosamente, por descontado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios