HOY hemos sabido que un robot explorador llamado Curiosity se ha posado sobre la superficie de Marte después de recorrer 567.000km y emplear ocho meses para llegar. Ha tenido que superar dificultades calificadas como los "siete minutos de terror" para lograr traspasar la atmósfera y asentarse con equilibrio. Nada más llegar envió reportes con frases de humanos y, desde luego, las primeras fotos. Seguirán muchas mediciones que nos alumbrarán si ha habido vida, o puede haberla, en Marte.

Noticias como ésta, y las gestas de superación de los atletas en las Olimpiadas, nos resultan un lenitivo en los tiempos que vivimos tan llenos de malas noticias y de sufrimiento ante la gestión insolidaria de una de las crisis cíclicas de la economía.

La hazaña científica del Curiosity ha costado mucho dinero, desde luego. Pero seguro que vendrá a ratificar que el gasto en ciencia es un beneficio, más pronto que tarde, para todos. Sus investigaciones, sus descubrimientos, la misma tecnología empleada para poner el robot en Marte, será de aplicación a otros campos útiles para la humanidad.

Otra noticia buena nos llega también de la investigación en medicina. El laboratorio Novartis ha conseguido probar en los ensayos clínicos que un nuevo fármaco, el Ruxolinitib, paliará los efectos de una de las enfermedades raras, la mielofibrosis, que no tiene cura de momento. Ya se ha autorizado su uso en EEUU y se está tramitando en Europa. Los ensayos han concluido que es una alternativa mejor a los medicamentos hasta ahora en uso. No servirá para curar la enfermedad pero sí para mitigar los devastadores efectos de la misma.

Tanto en el envío del Curiosity a Marte como en los ensayos clínicos del Ruxolinitib han participado españoles. Es un dato estimulante y que debe hacer recordar al Gobierno de Rajoy que los recortes en ciencia no son ahorro sino ruina del mañana.

El Gobierno del PP tomando decisiones sin ponderar escala de valores alguna, sin aplicar equidad a los colectivos y a las personas de los distintos territorios de España. La última ha sido una histriónica y supuestamente maquiavélica operación de castigar a los andaluces en su capacidad de obtener recursos para los servicios a la ciudadanía. Ha dicho Mario Jiménez que si Arenas siguiera mandando en el PP-A no lo habría consentido. Estoy de acuerdo. Creo que Arenas ha llegado a sentir los colores de Andalucía. Y desde luego debió de aprender mucho del referéndum de UCD. Sin descartar su inteligencia. Montoro no pasa de ser un cunero.