Otra noche para disfrutar de ese maravilloso juguete al que nos enganchamos en cuanto arrancó el uso de la razón. Otra noche para deleitarnos tras unas vísperas ricas en expectativas en torno a ese grupo de talentos que conforma la selección sub 21 de España. Y esta noche se trata de la antesala de la gran gala, una semifinal que hemos de pleitear con Francia en el Mapei Stadium de Reggio Emilia, el corazón auténtico de Italia.

La exhibición por la que laminó a Polonia ha abierto un cúmulo de expectativas formidables, lo que se acrecienta por estas latitudes al conjuro de dos sevillanos como son el utrerano Ceballos y el palaciego Fabián. Ambos se han colocado en la cresta de la ola futbolística a nivel universal, constituidos ya en artífices supremos en la sala de operaciones del equipo de Luis de la Fuente. Y a partir de ellos, un grupo que conjuga el fanatismo en la presión y el talento.

Fue un hallazgo ver cómo un equipo que fue desalojado por la tremenda ante los anfitriones y que pasó las ducas mortales para ganarle a Bélgica, surgía esplendoroso en la cita con los polacos. Y ya clasificado, manita incluida a Polonia, para la semifinal, he ahí que un apaño de los muchos que hubo, hay y habrá en fútbol entre franceses y rumanos puso a los galos en nuestro camino. Y ya se sabe que chocar con Francia siempre es complicado por la rivalidad atávica.

Estamos, por tanto, ante una cita apasionante que llega con parte de los deberes hechos, la de tener plaza para Tokio 2020. Enfrente, un equipo conducido por el talentoso Guendouzi y que cuenta con dos delanteros que intimidan como son Mateta y Koné para que el asunto llegue lleno de dificultades, rivalidad atávica incluida. Pero esta España tiene mucho fútbol en sus botas y mucho carácter en el ADN como para no confiar en ella. Además, Dani y Fabián, casi nada.